Christian Gálvez: "Entiendo que a alguno le hierva la sangre al ver a otro de la tele publicando libros"

Temas: Arte, Entrevista

Con la ‘c’… Pasamos una mañana frenética con uno de los presentadores más populares de la televisión que, entre rosco y rosco, aún araña tiempo para estudiar a fondo la vida y obra de Leonardo da Vinci. Un hecho que le ha elevado a la categoría de experto –no sin cierta polémica y críticas de los eruditos– en relación al sensorial y estético universo del multifuncional artista florentino.

Exacto, hablamos de Christian Gálvez, cabeza visible –y comisario– de Los rostros del genio, una exposición con doble sede en Madrid (Biblioteca Nacional y Palacio de las Alhajas) que, hasta el mes de mayo, arrojará luz sobre una figura llena de incógnitas, marcada por el éxito y la tragedia, y que conmemora el quinto centenario de su muerte. Además, entre otras reliquias, incluye una obra original que visita España por primera vez en la historia: la Tavola Lucana, un retrato descubierto hace tan solo una década. Todo un viaje que el presentador mostoleño redondea con esta muestra, pero que inició casi por casualidad, cuando se coló en Milán con un grupo de jóvenes con síndrome de Down en la iglesia de Santa Maria delle Grazie y quedó fascinado con el magnetismo de La última cena. “Accedí de una forma muy rocambolesca a Da Vinci, me picó la curiosidad y empecé a hacerme preguntas. Forjé mi propia visión subjetiva y luego la contrasté. Empecé a publicar libros, lo que me valió para ingresar en el Leonardo DNA Project y, a partir de ahí, surgió la oportunidad de comisariar esta exposición”, recuerda.

Abordamos con el conductor de Pasapalabra cómo los tabúes acompañaron a Da Vinci, que vivió su homosexualidad de una forma muy tormentosa –con celibato incluido–, hasta el último día. “Si de mí dependiera la continuidad de la especie humana, se extinguiría antes de practicar esa cosa tan aberrante que es el sexo”, llegó a afirmar el genio, lo que da una pista de cómo luchó internamente contra su propia identidad a lo largo de su vida. “Se ha dicho que Leonardo fue primero heterosexual y católico, y a partir de 1575 homosexual y hereje. Pero esto no es cierto, porque él no permite etiquetas, aunque en España nos gusta mucho ponerlas”, explica Gálvez, que aprovecha para reivindicar el papel de Da Vinci en un contexto histórico convulso y homófobo. “En Rostros del genio todo esto está presente desde un punto de vista físico, pero también platónico, porque así era la ‘bisexualidad’ de Leonardo. Siempre me ha molestado que en el norte de Europa se usase el gentilicio ‘florentino’ (firenzer) de forma despectiva contra los homosexuales, cuando se supone que estamos hablando de un periodo de la historia lleno de transversalidad y de admiración por la belleza. Lo único que está claro es que los artistas del Renacimiento apreciaban al hombre y la mujer por igual”.

El propio Gálvez tampoco se ha librado de determinados prejuicios. Cuestionado por historiadores que ponen en entredicho su valía como experto, ha tenido que lidiar con toda una serie de críticas relacionadas con su sistema de investigación. Él, acostumbrado a las cámaras y a despertar recelos, torea todas estas cuestiones con maestría: “Entiendo que a alguno le hierva la sangre al ver a otro de la tele publicando libros. Pero hay algunos que sí respetamos la literatura y la investigación, solo soy un espíritu inquieto. La verdad es que no me he encontrado con ningún problema fuera de aquí… Es más, cuando se enteraron de que me dedicaba al mundo de la comunicación fue una ventaja, me animaron a que fuese portavoz”. Queda claro que hay determinados términos que no le hacen excesiva ilusión. De hecho, durante nuestra conversación, aclara en varias ocasiones que “no se trata de ser experto, sino apasionado”. Y consigue contagiarnos.