'¿Podrás perdonarme algún día?', el éxito del fracaso

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Puede que no muchos conozcan a Lee Israel, al menos en nuestro país. Esta escritora neoyorquina cosechó gran popularidad a principios de los 90, pero no precisamente por su obra, sino por sus falsificaciones. Tras gozar de cierto éxito gracias a sus biografías de dos mujeres influyentes como fueron Tallulah Bankhead o Estée Lauder, la carrera de Israel cayó en picado, en parte por su adicción al alcohol y un comportamiento algo antisocial. Sin luz al final del túnel y con su paciencia llegando al límite, Lee Israel decidió un día falsificar cartas firmadas por grandes escritores y venderlas por miles de dólares cada una.

Sus imitaciones se basaban en un profundo trabajo de investigación acerca del comportamiento y las manías que cada uno de estos escritores plasmaba en el papel, un laborioso engaño que, lejos de ser descubierto por el público, desencadenó una trama que llegó hasta el FBI. La historia de Israel es, como poco, interesante, pero la verdadera gran baza de este biopic sobre la escritora –la segunda película dirigida por Marielle Heller– es que supone el salto interpretativo definitivo de su protagonista, Melissa McCarthy. Curtida en la comedia, la actriz estadounidense es uno de los rostros más comunes de sitcoms como Mike & Molly –por la cual ganó un Emmy–, programas como Saturday Night Live o películas como Es la jefa.

Una trayectoria ligada al humor que ahora da un giro de 180 grados con su primer papel dramático protagonista, por el que ha sido nominada al Oscar como mejor actriz, y que a buen seguro supondrá el empujón definitivo para el reconocimiento de su trabajo. Pero esta no es la única nominación lograda por la película ¿Podrás perdonarme algún día?, pues también opta al Oscar al mejor guion y al mejor actor de reparto, gracias a la interpretación de Richard E. Grant.