Tiene 26 años, es de Manresa y tuvo que dejar sus estudios para ser cocinero por causas mayores. “Cuando llevaba año y medio haciendo formación de cocina, ocurrió un problema familiar y tuve que dejarlo y empezar a trabajar en las pescaderías de mi madre”, explicaba Aleix Puig en su vídeo de presentación en Masterchef 7.
Aunque el catalán no tuvo su mejor día en el segundo programa, y presentó desastrosos merengues en lugar de la croquembouche que les habían pedido, anoche se alzó como el merecido ganar de la séptima edición del talent show culinario. «Dentro de mí, hay un chef que la vida me ha obligado a hibernar. Masterchef es la última oportunidad para que pueda recuperar mi sueño”.
Otra de sus aficiones es el fútbol, al que se dedicó durante doce años, y que le ha convertido en una persona muy disciplinada, cualidad que le vendrá de perlas en su paso por el reality. “Quiero ser el número uno, he venido a ganar”, dijo tras preparar su terrible postre.
Le gustan las chicas, aunque está soltero porque se aburre rápidamente de las relaciones. Sabe que tiene fama de chulito y que su imponente físico le acompaña. Aunque todavía no le hemos podido ver sin mandil, en sus redes sociales ha compartido públicamente muchas fotos mostrando su cuerpo. ¡Sabooor!