La profunda reflexión de una de las chicas agredidas en Londres

Chris, una de las chicas agredidas en el autobús de Londres, ha expresado su opinión acerca de la reacción de los medios ante un incidente que ha dado la vuelta al mundo.

La profunda reflexión de una de las chicas agredidas en Londres
18 junio, 2019
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Hace unos días, en el periódico inglés The Guardian, Chris, una de las chicas agredidas en el autobús de Londres, explicó su postura acerca de la reacción de los medios tras conocer la agresión. Sus emotivas palabras cobran aún más fuerza en pleno mes del Orgullo…

«Nuestra foto se hizo viral después de la agresión, pero solamente porque somos blancas, femeninas y cisgénero. Es importante empatizar y actuar con todos.

El día 7 de junio, personajes de distintos capítulos de mi vida decidieron que mi irrupción en los titulares era el momento perfecto para reaparecer. Me mandaron la foto y su apoyo, y me preguntaron si la había visto. ¿Que si la había visto? Claro que sí, la vi tan pronto como fue sacada.

Estaba llorando vehementemente y tenía un zumbido doloroso en mi cabeza cuando me senté al lado de mi pareja, la azafata Melania Geymonat, que estaba más tranquila que yo, pero goteando sangre por la parte delantera de su blusa. Sacamos fotos del rastro de nuestra sangre en el autobús, y luego de nuestras caras que siguieron sangrando hasta que llegó la policía. Vi en tiempo real nuestras caras –blancas, femeninas y con pelo bonito–, que luego dieron la vuelta al mundo. Melania protegió mi nombre porque soy una persona discreta y sin redes sociales.

Me reí a carcajadas la primera vez que leí el titular falso, para despertar el interés de los demás: “Lesbianas atacadas por no querer besarse”. Para empezar, soy bisexual, pero esto no viene al caso. Mis recuerdos de la agresión están confusos a causa de la adrenalina, no recuerdo exactamente cómo empezó todo. Mi persistente ira no está dirigida hacia los idiotas del autobús, sino al hecho de que mi cara magullada se haya convertido en un objeto de comercio barato.

Durante varios días, una gráfica foto de nuestras heridas caras satisfizo a los voyeurs de las enriquecidas empresas cuyos valores se oponen a los míos. Varios de los canales publicaron mi cara sin mi permiso, mientras que respaldan plataformas y políticos racistas, misóginos y xenófobos. Una líder mundial, en su último día de trabajo, concluyó su larga carrera votando contra la homofobia, el racismo y la política colonial, y nos envió sus condolencias. Mucha gente famosa nos subió a Instagram, los políticos nos retuiteaban alegremente, nos pusieron en una lista de BuzzFeed. A pesar de tanta cobertura inútil en los medios, Melania se sirvió de su plataforma digital para destacar la misoginia incrustada en la violencia y en los crímenes de odio hoy en día. Ha inspirado a queers de todas partes a compartir sus historias de abuso.

Una frase que he oído ad nauseam es: “No puedo creer que esto haya pasado, estamos en 2019”. No estoy de acuerdo. Esta agresión y el resultante circo de los medios son algo normal en 2019. Tanto en mi país natal, Estados Unidos, como en el Reino Unido, la veda está siempre abierta para los cuerpos de (sin orden específico): la gente de color, la gente indígena, la gente transgénero, la gente discapacitada, la gente queer, la gente pobre, mujeres y migrantes. He conseguido evitar mucha de la violencia y opresión que los demás tienen que enfrentar habitualmente, impuesta por nuestro sistema capitalista, defensor de la supremacía de la raza blanca y patriarcal. La he evitado gracias a los privilegios de los que gozo por mi raza, salud, educación y una presentación convencional de mi género. No tiene nada que ver con mis méritos.

La cobertura por los medios y la oportuna respuesta por los cuerpos policiales no fueron acordes a nuestra complexión. Tampoco la desproporcionada reacción online sobre la victimización de una rubia y una morena guapas. La mercantilización y explotación de mi cara se ha hecho a costa de otras víctimas cuya constante persecución, aparentemente, no suscita una indignación similar.

Hagamos que esta extraordinaria reacción a nuestra agresión sea lo normal. Te pido que amplifiques y canalices esta energía para hacer responsable a la red de políticos, agencias gubernamentales y corporaciones que han reforzado un statu quo de desigualdad claramente delineado que existía mucho antes de esta simple agresión en 2019. Redirige tu dinero desde el capitalismo arcoíris hasta las organizaciones de gente de color que se esfuerza por la justicia. Personalmente, yo doné a la Astraea Lesbian Foundation for Justice, Trans Women of Colour Collective y Transgender Legal Defense and Education Fund. Pregúntate por qué la foto de dos atractivas chicas blancas y cisgénero te ha forzado a hacer un post sobre el Orgullo por primera vez.

Apréndete los nombres y las historias de Muhlaysia Booker, Dana Martin, Chanel Scurlock. Ensalcemos a las personas que han defendido los derechos y la seguridad de las comunidades marginadas por nuestras estructuras políticas, económicas y sociales mucho antes de que me golpearan la cara. Para encontrar a los líderes correctos hay que investigar. Su frecuente ausencia de los titulares de hoy en día no es una coincidencia para sus cruzadas. Álzate en defensa de ti mismo y de los demás, y contraataca».

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