Mucho ha llovido desde que Carmen Boza empezara a subir vídeos a YouTube cantando desde La Línea de la Concepción, su ciudad natal. Ahora cuenta con dos discos a sus espaldas y decenas de miles de seguidores.
«Tenemos que cuidar la libertad porque es muy frágil y hay mucha gente que quiere quitárnosla». Gracias a mensajes como este, Boza se ha convertido en un ejemplo a seguir para muchas y muchos que sueñan con vivir de la música algún día, y también para las nuevas generaciones del colectivo LGTBI, que ven en sus canciones, su forma de ser y la naturalidad con la que habla de su vida, uno de los pocos referentes visibles que existen en esta industria.
Un camino auténtico
«El camino hasta llegar aquí ha sido hermoso, con sus valles y sus picos. Las vistas son bellas y el aprendizaje ha sido brutal. Existen otras vías como talent shows –que opino que tienen muy poco en cuenta el talento– con las que empezar en la música, aunque así el camino es más difícil si cabe, porque traen de golpe mucha exposición pero nada de experiencia. Yo a veces he echado de menos alguien que me cogiera de la mano y me dijera ‘esto lo vamos a hacer así o asá, vas a sonar así por esto y por lo otro’, pero entonces no habría aprendido muchas de las cosas que ahora sé. He cambiado mucho desde que empecé, soy una personaje que constantemente está buscando el cambio, la adrenalina de lo nuevo. Eso me ha llevado a no tener miedo a tomar decisiones muy importantes, a ponerlo todo patas arriba. Antes era pasiva y ahora soy activa”.
Hacen falta mujeres
«En mi carrera tengo que demostrar constantemente que no solo soy ‘una tía que toca la guitarra’, sino que soy una tía que toca la guitarra y que todo lo que hago, pienso, escribo…, lo hago como yo quiero, y no tengo a ningún equipo de gente (la mayoría de las veces formado por hombres empresarios, músicos, y productores) que diseña mi carrera y mi sonido. Y aquí está el quid de la cuestión. Todo mi trabajo tiene el mismo valor que cuando lo hace un hombre. Faltan mujeres en la música y en todos lados. Siempre he pensado que, si más mujeres mandasen y tuviesen voz, el mundo sería un lugar mejor”.
La realidad del colectivo
«Por mi experiencia, veo que con el colectivo LGTB en la música ocurre lo mismo que en la sociedad. A mayor exposición, menos gente hay fuera del armario, lo cual tiene que ver con el miedo a perder prestigio o privilegios. Esto me lleva a una palabra asquerosa: homofobia. Tener el enemigo dentro. Hay que normalizar la orientación y la preferencia sexual como un derecho fundamental de cada persona, y para ello hay que reivindicarlo a título personal, y también a nivel institucional debe hacerse un esfuerzo para dar visibilidad y turno de palabra al colectivo, para que contemos nuestras historias de amor. Si de verdad creemos que amar libremente es un derecho, debemos hacer lo necesario para que esta idea cale en el conjunto de la sociedad”.
Dando ejemplo
«Es posible que sea un referente para alguna gente, y me enorgullece, pero también es una responsabilidad grande porque cometo muchísimos errores a lo largo del día. De todas maneras, la influencia que pueda tener no es suficiente para cambiar cosas a un nivel importante. La lucha por la igualdad, fraternidad y la libertad es la más importante, y probablemente la más antigua de todas. Pero la tendencia histórica siempre ha sido oprimir a los que han sido distintos a la mayoría, porque la diversidad es más difícil de controlar. Todo el mundo debería hacerse preguntas a título personal, en un ejercicio de autocrítica a sus creencias. Conocer a personas con realidades distintas a las suyas, buscando comprender, ser mejores y más tolerantes. Todos tenemos responsabilidad social, no todo es culpa de los políticos”.
carmen boza actúa esta noche a las 22.35h en el escenario plaza de las reinas, dentro del orgullo de madrid