Si hay una concursante que no para de reinventarse hasta dejarnos exhaustos esa es Raquel Morillas. Para quienes no la recuerden, Raquel participó en la tercera edición de Gran Hermano –la que lanzó a la fama a Kiko Hernández–, se casó con su compañera de concurso (para luego acabar de los pelos). Luego participó en todos los programas de la época –Crónicas Marcianas, A tu lado, El programa de Ana Rosa–, y por último, sufrió un terrible accidente de tráfico que le cambió la vida, y que tiene que ver con el nuevo trabajo al que aspira: vendedora de cupones de la ONCE.
“Si Dios quiere, comienzo a trabajar en la ONCE. Sobre todo, si soy capaz de pasar los cuatro días de formación y el examen”, aseguraba Morillas en su canal de YouTube. “Muy interesante a mi edad volver a estudiar. Tuve un accidente con unas secuelas que son de por vida, y eso me hace tener una discapacidad y, gracias a Dios, puedo beneficiarme de ello”. La nueva aspirante a trabajadora de la ONCE –como ella misma se denomina en la actualidad– cuenta que no tenía ni idea de que “si eras ciego, la ONCE está obligada a darte trabajo y a cuidarte”.
Lo que parece claro es que Raquel está ilusionada con su nuevo futuro laboral. Desde sus redes sociales, nos va contando lo fácil que le resulta estudiar los diferentes juegos que oferta (recordemos que fue ludópata y tuvo que ingresar repetidamente en una clínica de rehabilitación), y se toma con humor su confesa ludopatía. ¿Lo importante de todo esto? Que Raquel esté ilusionada por tener la oportunidad de optar a un puesto de trabajo digno.