Habrá a quien le haya sorprendido que una historia ambientada en el universo de DC Comics se hiciera con el León de Oro a la mejor película en el Festival de Venecia. Una elección que resulta más que justificada cuando se disfrutan sus dos horas de metraje. Porque disfrutar es lo único que se puede hacer cuando uno se sienta en la butaca del cine para ver Joker.
El fallecido Heath Ledger ofreció hace poco más de diez años una memorable versión del archienemigo de Batman, dotando al personaje de capas más profundas y maduras y, sobre todo, una inquietante oscuridad. Sin embargo, el viaje por los orígenes del villano en este nuevo título, y el más que admirable trabajo de Joaquin Phoenix –que a buen seguro optará al Oscar–, podrían hacer de esta la mejor interpretación del Joker en la historia del cine.
La cinta toma como base la risa para introducirse en caminos tan turbios como reales. Este es un relato que abandona los superpoderes para hablar de educación, de violencia, de soledad, de egoísmo, de política… Elementos que condicionan nuestro día a día y que en Joker se trasladan a una Gotham que bien podría ser cualquier gran urbe de nuestro mundo, tanto que Estados Unidos analiza los posibles actos violentos que podría generar la trama de la película.
La drástica división de clases que vive la ciudad, con políticos que solo defienden sus propios intereses y un descontento social general que amenaza con una oleada de delincuencia, altera la vida de Arthur Fleck, un hombre solitario que intenta ganarse la vida como payaso y al que las cosas no le van nada bien.
A esta situación precaria se suman los cuidados de su madre dependiente y ciertos problemas psicológicos que le llevan perturbando toda la vida, y que acaban convirtiéndole en el villano que todos conocemos.
La historia de Flec podría ser la de muchos otros, tanto que el espectador puede llegar a sentir empatía, e incluso ternura, hacia el personaje. Ese es el golpe que el guionista y director Todd Philips (Resacón en Las Vegas) da al espectador. ¿Se puede empatizar con un demente asesino?
Los límites entre el bien y el mal se presentan difusos en una película que plantea cuestiones que no suelen proponerse en otros universos extraídos de los cómics. Un aplaudido giro hacia la oscuridad y la madurez de Warner y DC que ya ha recaudado más de doscientos millones de dólares en todo el mundo, y que algunos ya califican como la mejor película del año.