Tras cuatro años de silencio musical, Mika acaba de publicar nuevo álbum, My Name Is Michael Holbrook, que desde luego resulta el más personal de su carrera –por algo utiliza en el título su nombre real–, como demuestra también con su tercer single, Sanremo.
Los dos primeros singles que extrajo de My Name Is Michael Holbrook seguían en la línea del ya reconocible ‘sonido Mika’, con toques juguetones y guiños retro. Clarísimos sobre todo en su primer single, Ice Cream. Porque en el vídeo del segundo, Tiny Love, ya se ve una voluntad más introspectiva, que ha llegado a su culmen con Sanremo, el vídeo más explícitamente gay de su carrera hasta ahora –con permiso de Good Guys–, de inspiración pasoliniana.
En él, Mika interpreta a un padre de familia italiano en los años 50 que, tras despedir a su mujer y a su hija, sale nervioso a la búsqueda de un amante masculino con el que dar rienda suelta a sus instintos reprimidos. Siguiendo a un joven y sensual carnicero, llega a un ocultísimo bar de ambiente, en el que tanto él como los espectadores se recrean con la gente allí presente y las sensuales situaciones que se ven.
No parece que la historia vaya a acabar bien, porque cuando se marcha a seguir explorando su voyerismo en una zona de cruising nocturna, su coche es parado por un policía…
W.I.Z., el director del vídeo, ha declarado que el vídeo tiene lugar en “una era en la que la homosexualidad era socialmente inaceptable, un tiempo de discriminación y persecución. Sanremo representa el sueño utópico de Mika, un lugar ficticio de liberación y trascendencia”.