Jesús Mosquera ('Toy Boy'): "Desnudarse es difícil porque soy muy reservado, pero lo bonito de este trabajo es que juegas a ser otro"

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Érase una vez un futbolista que se convirtió en stripper (en la ficción, eso sí). A grandes rasgos, así es la rocambolesca y picante historia de Jesús Mosquera, un joven malagueño que un buen día, y sin pretenderlo, colgó las botas (llegó a jugar en el filial del Real Betis) para dedicarse a la interpretación. “Es una historia un tanto peculiar, rara, incluso novedosa”, reconoce. “En las vacaciones antes del inicio de mi siguiente temporada, me apunté con unos amigos a un gimnasio, con la casualidad de que allí se hacía el casting para la serie. Una de las responsables me animó a presentarme, estaba poco convencido porque creía que no daba el perfil, que eso de ponerme delante de la cámara no iba conmigo. Pero entre broma y broma… Seguí entrenando y a las dos semanas me llamaron”. Mosquera se refiere a Toy Boy, la serie de Atresmedia que protagoniza junto a Cristina Castaño y María Pedraza, y donde da vida a Hugo, “un joven stripper de la Costa del Sol al que le gusta el sexo, el dinero y la fiesta. Se enamora de una mujer muy poderosa, pero después de una noche de excesos, se levanta en su barco con un cadáver. Se le condena y, cuando sale de la cárcel, pretende buscar respuestas a las preguntas”.

Durante la sesión de fotos, se muestra muy atento a cada indicación, consciente de que acaba de aterrizar un mundo al que todavía no se ha acostumbrado. Llama la atención por su timidez, aunque su papel en la ficción no es precisamente el más pudoroso: “Por suerte, tuve nueve meses para prepararlo”, recuerda. “Ahí ya pude interiorizar mi personaje. Es difícil porque soy muy reservado, pero lo bonito de este trabajo es que juegas a ser otro. Cuando consigo dejar a Jesús a un lado para convertirme en Hugo, empiezo a disfrutar y me dejo llevar”. Tampoco está muy preocupado por que se le etiquete como una ‘cara bonita’ y teniendo en cuenta cómo ha sido su irrupción, no se le juzgue con justicia. “Lo he pensado, pero sé quién soy, y aunque pueda resultar inevitable, no tengo miedo. Puedo hacer cualquier papel, y ojalá”.

Otro deseo, aunque un poco más utópico, y ahora que ha sustituido un escenario carente de referentes LGTBI por otro donde cada vez hay tramas más diversas, es poder ver un fútbol sin prejuicios ni armarios. “Es verdad que en el fútbol la homosexualidad es invisible. Y supongo que existe, porque es tan natural como la vida misma; yo mando mi apoyo para que esto cambie. Ay, ese miedo al qué dirán y la repercusión… Afortunadamente, en el mundo de la interpretación está todo más normalizado y se vive con mayor sensibilidad”.