Este pasado domingo se suspendía por primera vez en la historia del fútbol español un partido por insultos a un jugador. Seguidores del Rayo Vallecano gritaron reiteradamente desde la grada un “puto nazi” al delantero ucraniano Roman Zozulia y su equipo, el Albacete, apoyado por el conjunto local y los árbitros, decidía no salir a jugar tras el descanso.
Hasta ahí todo más o menos correcto, aunque hay quienes consideran justo el calificativo porque desde hace años hay fotos de Zozulia circulando por la red mostrando su simpatía con los radicales del equipo del Dnipro, los White Boys, de ideología xenófoba, subastando medallas para financiar a grupos paramilitares nacionalistas que combatían contra las tropas rusas o defendiendo a Stepan Bandera,un activista político ucraniano de extrema derecha. Un Zozulia que, por cierto, estuvo a punto de fichar por el Rayo Vallecano en 2016, fichaje que se frustró cuando salieron a la luz todos estos documentos y la masa social vallecana ejerció presión para que no firmara.
Como podéis imaginar, las redes sociales andan echando humo con todo lo relacionado con el caso, pero sí hay unanimidad en reivindicar por qué se ha esperado a este 15 de diciembre de 2019 para actuar así. La xenofobia, el racismo y la homofobia son el pan de cada día en los estadios, y el “maricón”, a jugadores como Guti, Míchel o Cristiano Ronaldo, por mencionar solo algunos, lleva décadas instalado en las tribunas sin que nadie actúe o lo refleje en un acta. Otros cánticos impunes como “Ku Klux Klan”, “era una puta, lo hiciste bien”, “Piqué, cabrón, España es tu nación”, “negro cabrón, recoge el algodón”, “Shakira es una puta” o “Griezmann muérete” han sido más que habituales en los últimos años… ¿Se tomarán las mismas medidas en estos casos a partir de ahora? Vale que siempre tiene que haber una primera vez, pero el precedente, aunque pueda ser justo, es peligroso.
“Queda prohibido introducir, exhibir o elaborar pancartas, banderas, símbolos u otras señales con mensajes que inciten a la violencia o en cuya virtud una persona o grupo de ellas sea amenazada, insultada o vejada por razón de su origen racial o étnico, su religión o convicciones, su discapacidad, edad, sexo o la orientación sexual, e incurrir en las conductas descritas como violentas, racistas, xenófobas o intolerantes…”, reza el artículo 6.1 de la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, le xenofobia y la intolerancia en el deporte. Un compromiso para erradicar la discriminación que a lo largo de estos años apenas ha conllevado unas míseras multas…
Un referente abiertamente gay como el periodista de Cope Juan Antonio Alcalá, un oasis en mitad de un desierto lleno de prejuicios, se expresaba en su cuenta de Instagram en este sentido, reclamando las mismas medidas para un “puto maricón” que en España se ha silenciado desde tiempos inmemoriales. Ojalá esto sirva para algo, pero todavía somos un poco escépticos…