El Instituto Sexológico Murciano (ISM) ha alertado de un aumento en las consultas de hombres que no son capaces de controlar la ansiedad por consultar las aplicaciones de contactos para homosexuales. En años anteriores, este mal uso no suponía ni el 1% del total de consultas, pero durante este año, se ha llegado alcanzar el 3% de las consultas adictivas .
“Algunos intentan desinstalarse la aplicación al conocer a alguien que les interesa para algo más que sexo rápido, pero es ahí cuando se dan cuenta del enganche, ya que vuelven a activarla a escondidas, ocultando a sus parejas su uso y volviendo a mantener contactos sexuales con otros hombres”, explica el doctor Jesús E. Rodríguez, director del ISM.
“Para muchos hombres, la ansiedad por consultar el Grindr es continua, y vemos cómo aprovechan cualquier rato que tienen para quedar y tener relaciones sexuales. Los pacientes llegan a ver afectada su vida laboral y, sobre todo, familiar”, explica el doctor Rodríguez. Llevar un protocolo de tratamiento resulta tarea complicada, ya que aparte del fácil acceso que tenemos a nuestros móviles y aplicaciones, el gran número de usuarios dificulta poner controles de contingencias.
El ISM ya se encuentra trabajando en nuevos protocolos de actuación multidisciplinar para poder abordar estas adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías, así como en una guía de prevención y manejo de este tipo de app para que no se conviertan en un problema.
Las aplicaciones para ligar nos han resuelto la vida en cuanto a los tabúes y problemas a la hora de establecer contactos sexuales. Es una manera rápida para mantener encuentros íntimos cuando salimos del país y no sabemos dónde se mueve el ambiente gay, e incluso sin salir del país para cualquier momento de calentón. Lo que deberíamos preguntarnos es: ¿Cuánto nos está limitando utilizar estas aplicaciones para nuestro día a día? ¿Cuántos de los que están leyendo este artículo ahora mismo no han escuchado alguna vez: “Antes para ligar teníamos que salir a algún garito y ahora están todos con sus móviles en la barra y nadie presta atención”?
Realmente, ¿algo que se ha creado para facilitar las relaciones homosexuales puede acabar generándonos una adicción? ¿Cuál es el límite? ¿Qué opináis vosotros?