El pasado sábado 4 de enero se disputó un partido de fútbol entre el Muñatones (equipo local) y el Asti Leku B (equipo visitante), de la Segunda División juvenil, en el campo Malecón Berria de Muskiz, en Vizcaya.
Según cuenta el árbitro, el presidente del equipo local se dirigió al vestuario de su equipo en el descanso y les gritó lo siguiente: «El árbitro es un hijo de puta, un maricón, pero maricón confirmado, un cabrón que no nos va a dejar hacer nada y va a ir siempre en nuestra contra».
El presidente del Muñatones repitió esas frases «en numerosas ocasiones», según el árbitro, lo cual le llevó a suspender el partido tras acabar la primera parte, porque concluyó que «los comentarios que el presidente del equipo local llevó a cabo provocarían que los jugadores salieran al campo enfurecidos» en la segunda parte.
Tras dar por finalizado el partido, el árbitro se dirigió a su coche donde se percató que los dos retrovisores y el limpiaparabrisas trasero fueron arrancados y estaban en el suelo. Además, la ‘venganza’ del presidente del Muñatones fue no pagarle los 39 euros que le correspondían por su trabajo.
El colegiado, que responde a las iniciales E.G.O., ha expresado su voluntad de mantenerse en el anonimato y ha denunciado en un acta en la comisaría de la Ertzaintza de Muskiz los insultos homófobos que sufrió y los daños ocasionados a su coche. También ha querido agradecer la actitud del equipo visitante por «preocuparse por él en todo momento».
Tras el triste acontecimiento, el árbitro ha anunciado su retirada: «Después de ocho años de arbitraje por los campos vizcaínos, y tras nunca haberme ocurrido nada similar, he tomado la decisión de no continuar en el mundo del arbitraje debido a la desprotección a la que me he visto sometido». Finalmente, concluía diciendo: «Espero que lo que he escrito sirva en consecuencia”.