Relatos gais (des)conectados: "Los chicos que no saben besar"

11. “No sé si es una mala racha, pero últimamente llevo unos polvos de mierda y bueno, este tiene pinta de que va a ser lo mismo". Relato homoerótico de Pablo Paiz.

Relatos gais (des)conectados: "Los chicos que no saben besar"
7 agosto, 2020
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Capítulo 11

Era más guapo en las fotos. Le salía un culazo arrodillado en la cama mientras marcaba abdominales. No sé si es una mala racha, pero últimamente llevo unos polvos de mierda, y bueno, este tiene pinta de que va a ser lo mismo. Nada más abrirme la puerta he visto que era un pardillo, bastante delgaducho, bastante tímido. Me ha ofrecido una cerveza al entrar, y se ha sentado en una silla de su habitación mientras que yo me he tumbado en la cama de las fotos esperando a que se acercara. Pero se ha puesto a hablarme, como si quisiera conocerme más antes de que me lo follara. Yo le he contestado a las preguntas bastante escueto, no he venido aquí para esto.

Cuando me he hartado me he bebido la lata de un sorbo y me he levantado, me estaba contando algo de su trabajo y le he callado con un beso. Al principio me ha respondido casi un pico, y cuando le he incorporado, he apartado la silla y le he agarrado el culo, se ha vuelto loco. Ha empezado a besarme sacando la lengua de más, abriendo la boca de forma exagerada, moviendo las manos demasiado rápido en mi espalda.

Creo que hay tres razones por las que un chico no sabe besar:

1) Que lleve mucho sin hacerlo. Las ganas acumuladas te hacen ser un pez gato, absorbiendo los labios del otro como si te lo quisieras comer, lamiendo alrededor de la comisura de los labios enseñando la campanilla.

2) Que nunca haya tenido alguien con quien aprender, con quien tomárselo con calma.

3) Que nadie le haya dicho que no sabe besar.

Y las tres se retroalimentan. Porque si tienes pareja, a lo mejor él se atreve a decirte que no besas muy bien. Pero claro, ¿cómo va a querer estar alguien contigo si en la primera cita le besas así? Con las chicas no me pasaba eso. No sé si será porque en el instituto practican entre ellas, y se preocupan más. Pero desde luego, este tío… ha besado poco en su vida.

Me está cortando todo el rollo, así que le dejo de comer la boca (o más bien frenó que él siga comiéndome la mía), le doy la vuelta y le apoyo contra la pared. Le bajo el pantalón y al menos aparece el culo de la foto, aunque algo más pequeño. Se la empiezo a restregar por detrás porque no la tengo nada dura, y me dice que pare un momento y se va a abrir un cajón de la mesita de noche. Yo pongo los ojos en blanco, no sé si irme porque dudo que al final me vaya a poner cachondo del todo. El chico vuelve con un par de condones, y un bote de lo que me han contado que es el popper. Me pregunta que si quiero, y paso. Él lo huele un poco, y se pone a comérmela. Al menos la mamada me la pone dura, aunque parece que también se vuelve loco en eso, y gime de más mientras intenta metérsela hasta el fondo y no puede. Al final le agarro la cara y le empiezo a follar la boca yo hasta que está dura del todo. Le vuelvo a levantar, le doy la vuelta, y me pongo uno de los condones que ha traído, le escupo y se la empiezo a restregar otra vez. Le entra de una, eso me pone a mil, y le reviento contra aquella pared, agarrándole de los codos por detrás, inmovilizándole los brazos para embestirle bien y que no le apetezca darse la vuelta para buscarme la boca.

Cuando salgo de allí me dice por la app que a ver si repetimos. No le contesto, igual que a los últimos cinco o seis con los que habré quedado. Son polvos que no repetiría. Andando por la calle pienso que hace mucho que no encuentro alguien con quien de verdad me apetezca volver, que me escriba esa misma frase y le diga que sí. A lo mejor es lo que me apetece. Encontrar un follamigo, que viva cerca y que me invite a su casa cada vez que le llame. Que sea tan guarro como yo. Que follemos como cabrones, cada día, como para no tener que buscar a nadie más si no nos apetece. Que sea solo sexo, sin sentimientos, y que le encante chupármela durante horas mientras estoy sentado en una silla, y le agarre fuerte del pelo mientras levanta la cabeza y me mira con mi polla dentro. Pensando en esto se me ha puesto más dura que con todo el rato que he estado con aquel tío. Sonrío por la calle, como un tonto, mientras noto cómo me aprieta el vaquero.

Sí, si encontrara un tío así, me da igual, yo le enseño a besar.

‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz

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FOTO: MANO MARTÍNEZ

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