Capítulo 13
He llegado hasta aquí de casualidad, es la primera vez vengo a un sitio de estos. Estaba de fiesta con un tío, habíamos hablado pero los dos éramos activos, y al final me ha pedido que le acompañara aquí para buscar un tercero. He subido a la planta de arriba con él y con un chaval que se ha encontrado en la puerta, parece que conocían, y nos la ha chupado a los dos apoyados en una pared, con todo a oscuras, mientras escuchaba cómo otros dos se la estaban metiendo en una cabina de al lado. No me he corrido, pero él sí, y nos hemos quedado porque me ha invitado a una copa justo después. Y, ahora, ha subido a follarse a un feo cualquiera. A mí no me apetecía, y me ha dejado aquí solo, sentado en la barra. Un tío me mira desde el otro lado mientras no deja de frotarse la nariz con dos dedos, yo me rio mientras pienso en hablar con algunos chicos más joven de mi alrededor.
Me resulta curioso el lugar, porque es como si me hubiera metido dentro de la aplicación. Hay miradas, hay guiños, hay donde escoger, pero lo tienes cerca, lo ves no hay engaños. En general la gente va muy pasada, son las nueve de la mañana y parece que nadie tiene sueño mientras que yo me estoy muriendo. Supongo que puedes entrar aquí a cualquier hora del día y siempre habrá gente. No me mola lo de ir en chanclas, pero ver a la peña medio desnuda es divertido, sobre todo con los cuerpazos que se van paseando. Todos fuman y se drogan allí dentro, algunos suben directamente arriba y otro se quedan hablando y escuchando música abajo. También me resulta sorprendente que haya tanta gente joven, algunos incluso más que yo, porque siempre había pensado que allí dentro solo habría viejos verdes desesperados que se comían las pollas entre ellos.La verdad es que estoy cansado, cojo la copa y echo un último vistazo rápido pensando que, en cuanto termine ese trago, me voy a pirar. Porque ando cachondo pero nadie de allí me convence y, aunque se me han acercado a hablarme un par de ellos, no estoy de humor. Igual que con el móvil, después de un rato buscando sin éxito prefiero hacerme una paja y dormir.
Y de repente, cuando ya me estoy levantando, le veo. A él, al chico que me la chupó con los ojos vendados, la mejor mamada de mi vida. Estaba sentado en una de las mesas de la esquina, acabaría de entrar porque no le había visto antes. No paraba de sonreír y reírse, se notaba que había tomado algo, y le acompañaban dos chicos con bastante pluma, un par de locas. Me vuelvo a sentar y me quedo mirándole a posta, para ver si me ve, porque está recorriendo con la mirada todo el sitio. No me reconocerá, seguimos jugando a que yo sé quién es y él no. Se me pone dura pensando que puedo subir con él arriba, y follármelo esta vez contra aquella pared oscura. Si movía la boca así de bien no me puedo imaginar qué hará con el culo…
Uno de sus amigos se levanta y se acerca a la barra donde estoy, pide tres copas mientras le echo un vistazo de cerca, un tupé y las cejas depiladas, es solo otro más. Él me mira de reojo al sentirse observado, y cuando coge los tres vasos me saluda con picardía y se aleja moviendo el culo. Cuando llega hasta allí se lo cuenta a sus amigos, y los tres se giran hacia mí. Él, que de repente parece dejar de sonreír por un instante mientras achina los ojos y levanta una ceja, se queda mirándome. Después aparta la mirada y se pone a cuchichear con sus amigos. Yo me doy la vuelta, me bebo lo que queda en el vaso de tubo y lo dejo cerca del camarero. Me pregunto si irá mucho por allí, y pienso en acercarme y decirle algo, pero estoy muerto y ya me la han chupado. Me quiero ir a casa. Otra vez será. Compruebo que llevo las llaves y la cartera y empiezo a andar hacia la puerta. Si estuviera solo, como yo, me acercaría, pero me dan pereza sus amigos.
Si conociera el sitio, y supiera bien cómo y dónde se folla en la parte de arriba, le haría una seña para que me siguiera. Si hubiera bebido menos, y supiera que me podría correr… pero ya sé que hoy va a estar difícil. Aun así me hace gracia, porque le he vuelto a ver en una sauna. A lo mejor estoy confiando de más pensando que nos volveremos a cruzar y estoy perdiendo la oportunidad de repetir aquél morbazo. Pero bueno, sin más. Solo es otro tio, ¿no? Si no me lo vuelvo a encontrar buscaré otro que me la chupe igual.
Cuando estoy llegando a los vestuarios siento que alguien me toca la espalda. Me doy la vuelta rápido, pensando que algún pirado me va a intentar tocar el culo. Pero no, es él, que me ha seguido y está detrás de mí.
-Perdona, ¿tienes un cigarro?-Me pregunta.
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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FOTO: MANO MARTÍNEZ