Relatos gais (des)conectados: "Se la he vuelto a chupar en una sauna"

14. “Me sonríe otra vez así, como te sonríe un tío que sabe que la tiene grande". Relato homoerótico de Pablo Paiz.

Relatos gais (des)conectados: "Se la he vuelto a chupar en una sauna"
28 agosto, 2020
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Capítulo 14

La discoteca había sido una mierda, mucho niño pijo y pocas copas. Estos me dicen de ir a la sauna, y la verdad es que no tengo nada mejor que hacer. Al menos espero encontrarme algún rabo conocido, para quitarme de complicaciones y subir a la segunda planta cuando me apetezca.

Al entrar echo un vistazo a mi alrededor, y veo unas cuantas caras conocidas que nos van a invitar a todo lo que queramos, y puede que a más. Como muchas otras noches, el plan pinta mejor allí dentro que fuera. Cuando mi amiga nos trae la primera copa nos dice que hay un diamante en bruto en la barra, que parece hetero pero que se le ha quedado mirando. Me fijo bien en él, su cara de perfil me resulta familiar.

-¿No parece un chapero?-Les digo.-Demasiado guapo para estar aquí sentado solo.

Los tres nos reímos mientras echamos lo que nos queda en la riñonera dentro del vaso. Doy un sorbo, y cuando vuelvo a mirar a aquel chaval se está levantando. Se bebe lo que le queda en la copa de un golpe, como si fuera un chupito, con gestos duros y secos, y deja el vaso dando un golpe en la barra, para luego arrastrarlo suavemente hasta donde está el camarero, que le mira con la misma cara que le debería estar mirando yo. Cuando uno es empotrador, se nota.

De repente se gira del todo, pero no mira en nuestra dirección. Le reconozco. No les he contado a mis amigas quien es, ni dónde le conocí, nunca lo hago, pero me sobresalto, y me dicen que no sea idiota, que vaya a por él. Mientras me levanto me quedo pensando cómo me había imaginado varias veces en volver a encontrármelo, en cómo le podría entrar mejor. Como una adolescente me pongo detrás de él y empiezo a seguirlo sin que se dé cuenta mientras empiezo a pensar palabras inconexas en mi cabeza que poder decirle.

Cuando estamos llegando a los vestuarios le toco con un dedo la espalda, y me quedo quieto. Él se da la vuelta con cara de mala leche, las cejas contraídas y los labios un poco abiertos. Es más joven que yo, o lo parece, más alto, más fuerte.

-Perdona, ¿tienes un cigarro?-Le pregunto mientras noto que con una mirada ya me la ha puesto dura. Su expresión cambia, me sonríe y parece que se alegra de lo que ve.
-Sí claro. Pero tengo el paquete en la taquilla. Si quieres te saco uno antes de irme.
-Ah, ¿pero te vas ya?
-Sí, estoy cansado.-Me dice subiendo las manos y volviendo a tirarlas hasta chocar con su cuerpo. Es un bestia, se le nota, como si fuera tan pequeño que aún no controlara su fuerza.
-Bueno, ya que me das uno fúmatelo conmigo, ¿no?-Me vuelve a sonreír.

Entra en el vestuario y vuelve, aún con la toalla, y el paquete en la mano. Nos sentamos en uno de las mesas redondas de la entrada, estamos bastante solos alrededor. ¿Me habrá reconocido o no?

-Me llamo X.-Me dice él mientras echa los brazos hacia atrás en el asiento.
-Yo me llamo Y.-Le contesto yo.-¿Quieres?-Le digo mientras le ofrezco de mi copa. Él la acepta, se la acerca rápidamente y la huele.
-Claro. ¿Es ron?
-Sí. Aunque está aliñada…-Antes de beber se me queda mirando, con el vaso muy cerca de los labios, y me sonríe justo antes de pegar un sorbo pequeño.
-A lo mejor me sienta bien. Aunque soy más de whisky, me da menos resaca.
-Yo no soporto el whisky.-Le contesto mientras recupero mi alcohol y bebo. Se vuelve a reír de mí, colocando de nuevo los brazos en esa posición tan de machote, y me pregunta:
-¿Vienes mucho por aquí?-Yo me río con sarna, por su tono, y por lo vanal de la pregunta.
-Sí, la verdad es que sí. ¿Tú?
-Primera vez.-Me responde mientras posa la punta de la lengua en la comisura derecha del labio y mira a su alrededor.
-Es lo mejor si quieres continuar la fiesta… Esto no cierra, y hay casi mejor música.
-Y hasta piscina.-Dice mirando a lo lejos, donde un par de parejas se están dando el lote.-Bueno aunque lo mejor es la planta de arriba, ¿no?- Con media sonrisa le mantengo la mirada, mientras que él la aparta un poco.
-¿No me ibas a invitar a un cigarro?
-Claro.-Él saca uno, se lo mete en la boca y lo enciende con el mechero. Después lo coge con dos dedos, le da la vuelta y se levanta del sillón para acercármelo a la boca. Yo solo tengo que moverme un centímetro hasta poder agarrarlo con los labios. Después vuelve a sentarse y me observa mientras pego una calada.
-¿Y ya has subido, entonces?-Le pregunto.
-Sí, hace un rato.
-¿Con quién?
-Con un par de amigos.-Me dice mientras vuelve a sonreírme, esta vez mirándome fijamente y sin pestañear.- ¿Tú subes mucho?-Me pregunta.
-No, no siempre.
-¿No?
-Que va. Ya te he dicho, vengo aquí por la música. Aquí te dejan estar tranquilo. Fumando, drogándote… haciendo lo que quieras. Si quieres follar follas, claro, pero a veces prefiero quedarme aquí abajo hablando. Se conoce gente interesante.
-¿Aquí? No lo parecía al principio la verdad…-Me responde volviendo a mirar alrededor.
-¿Y ahora sí lo parece?-Le digo bebiendo y volviendo a acercarle mi vaso.

Me sonríe otra vez así, de forma chulesca, como solo te sonríe un tío que está muy seguro de si mismo, como te sonríe un tío que sabe que la tiene grande, como te sonríe un tío sabiendo que vais a follar.

-Ahora todo parece más interesante.-Dice mientras pega otro sorbo de la copa, casi acabándosela.
-¿Quieres que te lo enseñe mejor?-Le digo levantándome y tirando el cigarro. Él no responde, se limita a seguirme hasta el fondo de la piscina, luego por las escaleras, y hasta la entrada de una de las cabinas del fondo. Cuando abro la puerta siento que sus manos empiezan a tocarme la cintura, y me empuja hacia dentro para después cerrar la puerta de una patada. No me da la vuelta, me lleva hasta la pared, me apoya la cara contra esta y me hace subir las manos por encima de la cabeza. Siento su aliento en mi cuello mientras empieza a bajar sus palmas por mis brazo hasta la toalla, hasta agarrarme fuerte el culo. De repente se aparta de mí, me giro y le veo sentándose en la cama, separa las rodillas y se pone a mirarme. Se la veo perfectamente dura debajo del algodón. Sé lo que quiere, así que me arrodillo delante de él, le termino de quitarme su toalla. Me vuelve a mirar con esa sonrisa, mientras me mantiene la mirada, y me pone a mil. Se la agarro con una mano y me pongo a chupársela, mientras le sigo mirando, apenas aparta esa sonrisa, menos cuando llego hasta el fondo y entonces vuelve a fruncir el ceño y abre la boca con asombro.
-Joder.-Suelta de repente. Me pone verle disfrutar, me calienta más ver su cara mirándome que cualquier otra cosa.

Tras un rato mueve una de sus manos, apoyada en la cama, y me agarra del pelo. Se tumba del todo, impidiéndome verle, pero su abdomen me hace salivar aún más. Él empieza a marcar el ritmo, cada vez más rápido, como su respiración. Levanta la cabeza desde lejos para volver a mirar y vuelve a relajar el cuello rendido después. No tarda mucho en volver a incorporarse, y ponerse de pie. Esta vez agarrándome con las dos manos empieza a follarme la boca mirándome desde arriba. Para un momento y me levanta la barbilla para que vuelva a mirarle, me golpea la mejilla con su polla mientras resopla y después me da una torta con la mano abierta. Vuelve a metérmela de golpe y a coger ritmo mientras echa la cabeza hacia atrás y mira al techo antes de cerrar los ojos.

-Joder…

Se corre justo entonces. Con la toalla puesta de nuevo bajamos las escaleras. Él va más contento, yo no puedo dejar de mirarle.

-¿Quieres que mis amigos y yo te invitemos a algo?- Le ofrezco para convencerle de que no se vaya.- Ahora es cuando empieza la fiesta de verdad…
-No, muchas gracias. Pero estoy muerto. Creo que me voy a ir ya a casa.
-Oh, bueno. Otra vez será entonces.-Le digo mientras llegamos casi de nuevo a los vestuarios.
-Bueno pues… ya nos veremos, ¿no?-Me dice. Su sonrisa de seguridad ha desaparecido, y ahora noto algo de vergüenza. Esta vez no me mantiene la mirada. Ya se ha corrido, ya ha conseguido lo que quería. Es lo normal, no me sorprendo, estoy acostumbrado.
-Sí claro. Si vuelves a lo mejor estoy.
-Guay, guay…-Me dice mientras empieza a caminar casi de espaldas.
-Gracias por el cigarro.-Le digo justo antes de que se dé la vuelta.
-Te lo debía.-Me responde. Y entonces desaparece detrás de la pared de azulejos. Al final me había reconocido después de todo. Empiezo a caminar hasta donde me están esperando, pensando en si volver a subir después con algún otro que me la meta y me haga correrme a mí también. A lo mejor ya no merece la pena, y me quedo con mis amigos echándonos unas risas.

Es justo entonces cuando noto como alguien me toca tímidamente la espalda con un dedo. Es él, que ha vuelto.

-Oye.-Me dice algo cortado.
-¿Sí?-Le respondo dándome la vuelta por completo.
-¿Y si me das tu número y así no tenemos que encontrarnos por casualidad la próxima vez?- Yo me quedo en silencio, él me sonríe mientras me mantiene la mirada.

‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz

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Relatos gais (des)conectados: "Se la he vuelto a chupar en una sauna"

FOTO: MANO MARTÍNEZ

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