Capítulo 20
Me despierto enfermo, otro día más. No sé qué coño habré pillado, pero ya estoy aburrido de estar en casa con la excusa de no tener que trabajar; cojo el móvil a ver si me entretengo. Ya no tengo tanta fiebre como ayer, que apenas podía ni mirar una pantalla.
Después de casi un día entero sin conectarme, me encuentro un montón de mensajes, contestaciones que me había dejado a medias, tíos insistiéndome porque no les había respondido, y se me pone dura viendo un par de fotos que me han mandado. Mis compañeros no están, me han dejado solo, y después de un rato estoy a punto de quedar con uno, aunque aún me sienta mal. Está muy cerca, tiene muchas ganas, y me vendría bien descargar. A lo mejor me encuentro mejor después.
Una vocecita dentro de mí me dice que no, que aún no estoy recuperado del todo, que me haga una paja y ya, no vayamos a que vuelva alguno de mis amigos, pero el tío sigue escribiéndome, y es tan fácil… Vendrá, me correré en su boca y se pirará. No tendré ni que mancharme las manos. Y ya no puedo evitarlo, ya me han entrado esas ganas irrefrenables… ya no puedo ver una peli, ni leer, ni jugar a la Play, ni seguir con el móvil. Necesito lo que necesito antes de hacer algo más, porque llevo dos días sin correrme, y me va a venir bien ducharme y soltarlo todo después.
Últimamente me pasa mucho esto, cuando me pongo cachondo no me puedo concentrar de nuevo hasta que me he corrido. Me ha pasado hasta en el trabajo; me pongo como un animal y se me nota el bulto debajo del pantalón, y no puedo dejar de coger el móvil y de actualizar para ver quién me había respondido aunque tenga cosas que hacer. La semana pasada me fui en el descanso de la comida a follarme a un tío que estaba en su oficina, le di contra la mesa de su despacho. Creo que después trabajé más y mejor.
Pocos días después me escribió un tío que me la puso a mil, pero estaba trabajando en una tienda de ropa cerca, y solo me ofrecía chupármela en uno de los probadores porque había poca gente, o que yo le invitara a mi curro. Era imposible, así que me tuve que meter en los baños para pajearme yo solo, porque no me podía concentrar en nada más.
¿Será por la app? ¿Será porque en estos meses he follado más veces seguidas que en toda mi vida, y me he acostumbrado? Será que estoy más enfermo de lo que me creía. En cualquier caso me meto en la ducha e invito al tío para que venga a casa. No le voy a meter ni en mi cuarto, voy a abrirle la puerta principal, le voy a poner de rodillas en el pasillo y voy a explotar dentro de él mientras le agarro del pelo. No puedo pensar en nada más hasta que no me haya corrido.
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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FOTO: MANO MARTÍNEZ