Ahora que se ha estrenado la cuarta temporada de la serie The Crown en Netflix, todo el mundo recuerda los capítulos más importantes de la vida de Lady Di. La princesa de Gales es una de las protagonistas de esta nueva tanda de episodios en los que se revive una de las historias más trágicas de la corona británica, desde la llegada de Diana a la familia real hasta su muerte en un fatídico accidente en París, en 1997.
Si por algo fue conocida Diana de Gales fue por el cariño que despertó entre los ciudadanos, que la apodaron «la princesa del pueblo». Muchas y muchos empatizaron con ella y aplaudieron su apoyo a los colectivos más discriminados.
Uno de sus momentos más recordados fue cuando inauguró la unidad de sida en el Hospital London Middlesex, rompiendo así el fuerte estigma del VIH que existía en la época (y que aún perdura).
Pero vamos a centrarnos en un momento mucho menos emotivo y más frívolo, más carnal. Gracias a la fiebre por Lady Di que ha vuelto a despertar The Crown, está circulando por redes una foto en la que muchas y muchos se han visto representados por la princesa.
Una instantánea en la que Diana se encuentra rodeada de dos chulazos en bañador y, curiosamente, sus ojos no se dirigen precisamente a los rostros de ellos.
Cualquiera querría ser la mismísima princesa en ese momento, junto a esos atractivos y fibrados nadadores, aunque probablemente no todos se contendrían igual que hace ella en esa instantánea.
No sabemos si este momento concreto de su vida se refleja en la cuarta temporada de la serie de Netflix, pero, por si acaso, vamos a echarle un ojo a la ficción por si las moscas.