Relatos gais (des)conectados: "¿Hacemos un trío?" (Parte 1)

26.1 "Follábamos como locos casi todos los días, y volvía a metérsela siempre antes de irme de su casa". Relato homoerótico de Pablo Paiz.

relato gay desconfinado
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4 diciembre, 2020
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Capítulo 26. Parte 1

Las primeras semanas fueron las más intensas. Follábamos como locos casi todos los días, y daba igual que lo acabáramos de hacer, volvía a metérsela siempre antes de irme de su casa, aunque no me corriera al final, solo por sentirle caliente un rato más antes de irme.

Han pasado meses, y ahora quedamos más o menos una vez a la semana, cuando él no tiene que viajar y a mí no me mandan proyectos de más. Algunas fantasías se quedaron por el camino, como la de hacerlo en un avión. Al final nunca me invitó a ningún vuelo, yo nunca se lo volví a proponer. Sí que me había quedado con ganas del trío, y algunos días abríamos juntos la aplicación, buscando alguien. A veces le enviaba fotos de alguno que me hablaba a mí, pero nunca cuajaba. Sé que le gustaría que fuera con un activo, más que con otro pasivo. Y a mí no me disgusta la idea. Y justo hoy me ha escrito mi amigo, el que me llevó por primera vez a una sauna y nos la comieron juntos en la planta de arriba. No es mi tipo, pero hay que reconocer que el tío tiene buen rabo. Le enseño una foto y no le disgusta. Así que se lo propongo a “Y”: ¿Hacemos un trío? Solo queda esto por tachar en la lista. Solo esto, y después ya veremos. Él duda, yo me enfado. Al final accede, por fin.

Estamos en su casa, le abrimos la puerta los dos. El tío me saluda chocándome la mano, mientras que a él le empieza a tocar el culo. Va al grano. Ha traído drogas, a mí no me va eso, pero a él se lo gana al enseñarle las bolsitas de plástico. Me siento en una silla y les veo meterse una raya. Mi amigo saca una especie de tubo de cristal, con una bola al final, enciende un mechero, fuma de ella y le ofrece a “Y”. Yo me quedo extrañado mientras los veo dando caladas pequeñas pero continuadas. No sé lo que es, no me interesa probarlo, pero me empiezo a sentir fuera de lugar. “Y” suelta el humo y echa la cabeza para atrás, sonríe, entonces me mira y me empieza a tocar la pierna. Mi colega se sienta a mi lado con su pipa y se empieza a frotar el rabo. Empieza el tema.

Se pone de rodillas, nos la saca del pantalón a cada uno, y empieza a mamarnos mientras nos mira a la cara. El tío flipa, me dice delante de él que ahora entiende por qué me he quedado a esa puta para mí. Por un momento no me gusta que le llame así.

Cuando se ha centrado solo en trabajarme a mí, nuestro invitado se levanta y prepara otras dos rayas. “Y” para de chupármela para ir de nuevo a la mesa. Otra vez me quedo sentado mirándoles.

Mi amigo le dice entonces que le conoce, de algún chill. “Y” no sabe decirle de cuál, pero sonríe de más, mientras le mira el rabo duro. Él se da cuenta, y empieza a tocárselo, luego le coge la mano y hace que empiece a pajearle. Se quedan embobados mirándose. Al final se agacha y empieza a comérsela. Yo me quedo mirando, me excito al verle, pero cuando le agarra el pelo y veo cómo le fuerza, cómo se la mete hasta el fondo, hasta que casi se atraganta, me levanto y me acerco. “Y” se separa y me mira, está sonriendo. No sé si está cachondo o drogado, o las dos cosas.

Pasamos al dormitorio y todo mejora. Él se la empieza a meter, a cuatro patas, yo estoy tumbado en la cama mientras me la come. Me lo imaginaba justo así, su cara de frente mientras se la meten, mirándome. Me la agarra mientras gime, y yo le lanzo un beso mientras cierra los ojos y mi amigo le azota el culo. Él cierra los ojos y vuelve a empezar a comérmela. Qué morbo.

Le digo al otro tío de cambiar, y cuando se la voy a meter “Y” se para un momento. Necesita un respiro, y mientras el otro vuelve a coger su pipa del salón nosotros nos tumbamos mirándonos. «¿Quieres que te la meta sin condón?», le pregunto. Él me sonríe. Ya se la he metido otras veces, pero él siempre me frena. Se nota que hoy está en una nube, en alguna diferente a la que le lleva la cerveza. Respira acelerado, pero no puede dejar de tocarme, de sentirme. No me contesta, pero se empieza a sentar encima de mí, sin nada. Coge un bote de popper, consume un poco, y siento cómo se la empieza a meter entera. Me lo estoy follando a pelo.

‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz

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Relatos gais (des)conectados: "¿Hacemos un trío?" (Parte 1)

FOTO: MANO MARTÍNEZ

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