Tontheridas: "Mantra Sánchez"

Temas: David Rivas, Gay, Juan Carlos Prieto Martínez, Poema, Relato, Tontheridas

MANTRA SÁNCHEZ

Llevamos unos años en los que se ha puesto de moda en las redes sociales ésto de etiquetar a la gente con la que quieres compartir algo, sabiendo seguro que de esa manera se van a dar por enterados.

Hay que ver cómo ha cambiado el mundo de las “etiquetas”. Y no lo digo porque lleve toda la vida trabajando en alguna tienda de ropa o supermercado, no. Lo digo porque me he pasado mucho tiempo intentando quitarme aquellas que me han ido poniendo diestros, zurdos y siniestros totales. Y no hablo de las que se ponen en las redes sociales.

Hablo de esas etiquetas que te van poniendo a lo largo de tu vida que, incluso en algún momento, pueden llegar a hacerte dudar de quién eres realmente. Muchas de esas etiquetas me las habían colocado en casa y en la escuela, y sé que muchas veces los etiquetadores no eran conscientes de ello. Simplemente, no se medía bien algunos calificativos que recibíamos que podían llegar a hacer mucho daño.

Antes era muy común que te compararan todo el tiempo con alguno de tus hermanos, y no digo que esto ahora no se haga, pero es cierto que se hace menos al haber en la actualidad menos familias numerosas. Concretamente, te solían comparar con el hermano que no había roto nunca un plato, y ese era el momento justo en el que pasaban a colocarte la etiqueta de “Platero”, y así te convertías sin saberlo en el asno protagonista del libro más conocido de Juan Ramón Jiménez.

Luego, no me puedo olvidar de algunos de los maestros y profesores que he tenido a lo largo de mi etapa estudiantil. De algunos de ellos he recibido comentarios tales como “cenutrio”, “chupatintas” o incluso hubo uno que en el instituto me llamó “chungocubata”, y eso que yo no he sido nunca de beber.

Estaba claro que ese profesor de Lengua Castellana, en lugar de dedicarse a hacer comentarios de texto con textos, prefería hacer comentarios de “pretextos” con sus alumnos y se quedaba tan pancho… Céspedes. Este es el mismo profesor que en el último curso de instituto hizo un día en clase el comentario: “En esta clase, aunque no lo creáis, hay homosexuales…”. Un gran visionario. Aun así, tengo que reconocer que tuve suerte y me libré de aquello más temido que se podía recibir en alguna clase, que era un capón en la cabeza que algunos de mis compañeros sí se llevaron.

Tardé tiempo en darme cuenta de que al final uno es lo que quiere ser y no aquello que dicen que eres, y que cada uno se representa a sí mismo y a nadie más. Fue así como, después de aquel arduo proceso de ‘desetiquetamiento’ de aquellos comentarios hacia mí con los que fui creciendo, comencé a vivir en sintonía con lo que realmente era. Así hasta que un buen día puse la radio y encontré la mía sonando y no soñando, y conseguí oírla perfectamente sin sonidos raros que interrumpieran mi discurso.

Siempre recuerdo aquella frase que leí no sé dónde de: “Vive como piensas si no quieres pasarte la vida pensando cómo vives”. Y este ha sido desde entonces mi lema, mi “soy yo el que sigue aquí”, mi mantra Sánchez, aunque a esa frase le hice un par de cambios: “Vive como sientes si no quieres pasarte la vida sintiendo (de lamentar) cómo vives”.