Los chicos de Jack Bisonte vuelven a la carga. El dúo madrileño acaba de lanzar el vídeo de Drag Me To Hell, un anexo de su álbum Hounds of Glory en el que se enfunda en nostalgia y electricidad para crear un himno ochentero. Una fusión entre los ABBA más icónicos y las tendencias actuales que no es adelanto de un próximo álbum, ni un bonus track del último: es el aquí y ahora de Jack Bisonte, un mood que llevarán al escenario de La Nau en Barcelona el próximo 30 de abril.
Hace tan solo unos meses, el dúo lanzó los ocho temas que conforman Hounds of Glory, canciones que beben de sonidos electrónicos y melodías pegadizas, y con la sensibilidad que caracteriza a las composiciones de Carlos Amelivia y Miguel Laguno.
Un disco con mayúsculas en el que han puesto todo su empeño, cuidando cada detalle, para que sonase “fuerte, grande e internacional”, y parece que lo han conseguido. Os dejamos con la entrevista que les hicimos, donde nos explican cómo han dejado atrás todos sus complejos y se enfrentan sin miedo a los prejuicios de la industria musical nacional.
SHANGAY ⇒ ¿Hay un antes y un después en vuestra carrera con este disco?
MIGUEL LAGUNO ⇒ Nosotros empezamos haciendo música de guitarra y batería porque era lo que teníamos a mano. No teníamos la intención de hacer folk, solo era lo que podíamos hacer. Conforme fuimos creciendo y teniendo otras inquietudes musicales, el folk se nos quedaba un poco pequeño. Ahora todo ha dado un giro de 180 grados.
CARLOS AMELIVIA ⇒ Gran parte de la virtud de un artista es conseguir hacer cosas hermosas a partir de la pereza total. Convertir en virtud el ser un auténtico vago. Para nosotros, la pereza total era invertir dinero en instrumentos, entrar a conocer melodías que no conocíamos y, sobre todo, descargar el coche para hacer el concierto… Hacerlo con un timbal y una guitarra era lo más fácil del mundo.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo definiríais vuestra música ahora?
MIGUEL LAGUNO ⇒ La diferencia es que ahora nos lo tomamos en serio, hacemos música más elaborada y no nos ponemos límites. La música electrónica nos ha abierto las miras. Hay una infinidad de posibilidades.
CARLOS AMELIVIA ⇒ Hay mucho complejo en lo que debes ser o no. Los nuevos personajes que hemos adoptado, que son un poco andróginos, también están muy ligados a liberarte de los complejos de la propia música, de lo que te han dicho que puedes o no puedes hacer, lo que según tu condición en la vida o en la sociedad debes hacer. Nosotros éramos dos chavales bien, blancos, heterosexuales…, y parecía que la música folk es lo que nos tocaba. Al final, descubres que si no te diviertes con la música no merece la pena. En la vida es igual, el primer paso para divertirte es quitarte todos los complejos. Probar, provocar, engañar, mentir… Para nosotros eso es lo que nos ha mantenido en la llama.
Miguel Laguno (izda.) y Carlos Amelivia forman Jack Bisonte
SHANGAY ⇒ ¿De qué hablan las canciones de Hounds of Glory?
CARLOS AMELIVIA ⇒ Nosotros no venimos del gueto. No vamos a cantar acerca de las penurias que hemos vivido en nuestra infancia porque no ha sido así. Creo que los dos hemos tenido una infancia bien y estamos en un momento mental estable. Parece que una condición sine qua non para que un artista sea capaz de crear algo hermoso es estar medio dañado. En nuestro caso no es así, y la dificultad radica en encontrar la inspiración en lo espectacular de lo cotidiano. Considero que gran parte de la virtud de nuestras letras y canciones es no mentir. Eso es algo que hace mucha gente, inventarse experiencias vividas para tener un clickbait o un titular brutal. Una de las canciones del disco, The Way Your Heart Gets Broke, habla precisamente de esto. Si pudiera advertirle a mi yo del pasado sobre la música, le diría que no mintiera. Al final, así cala más el mensaje.
MIGUEL LAGUNO ⇒ Nuestras canciones hablan mucho de la experiencia con la música. Aunque tú le cantes a la música, otra persona se puede sentir identificado y llevarlo a una relación con una persona, tiene mucho que ver.
SHANGAY ⇒ El último de los adelantos del disco, Blue Hydrangea, es uno de vuestros temas más emotivos. Habla de vuestra experiencia tocando para una chica con cáncer que no pudo veros en un festival. ¿Ha sido duro convertir esta historia en canción?
CARLOS AMELIVIA ⇒ No nos costó hacerla. Cuando estás ante una experiencia tan conmovedora, si tienes bien puestas las cosas en la cabeza, suelen salir bastante fluidas, la canción sale sola. Lo que quizá pudo costar más fue el momento en el que tuvimos que preguntarle a Emma, una semana antes de que saliese la canción, qué le parecía. Podía verlo como una inmersión en su intimidad, y esa fue la parte más escrupulosa y difícil. Al fin y al cabo, estas canciones que beben tan directamente de la experiencia de otra persona no son al 100% tuyas, y en ese momento piensas hasta dónde llega mi derecho para cantarle esto a la gente… Al final, creemos que le encantó y le dio el mismo pellizco que a nosotros.
SHANGAY ⇒ ¿Qué importancia le dais a la estética?
MIGUEL LAGUNO ⇒ Ahora se la damos toda. Para nosotros cada single es un universo aparte, y partiendo de la base de la canción intentamos crear algo con vestuario y maquillaje, una estética concreta.
CARLOS AMELIVIA ⇒ Al final, han quedado estos personajes definitivos que mezclan un poco pequeños matices de cada canción. El otro día, en Los conciertos de Radio 3, salimos caracterizados de una forma diferente a la de los videoclips, pero muy andróginas y maquilladas. La estética cada vez tiene más profundidad y está más pensada.
SHANGAY ⇒ ¿Ayuda a diferenciar entre persona y personaje?
CARLOS AMELIVIA ⇒ De hecho, somos diametralmente opuestos a estos personajes. Precisamente esto hace que lo que haga en el escenario no tenga ninguna consecuencia, y puedo llevarlo al extremo. A lo mejor es así como se siente RuPaul, no lo sé, pero cuando nos maquillamos, que no es algo que hagamos a diario, nos convertimos en otra persona, es un Sasha Fierce… Somos mucho más libres.
MIGUEL LAGUNO ⇒ Estamos más empoderados. Hay veces que incluso nos cuesta quitarnos el maquillaje, no nos lo quitamos ni al llegar a casa.
SHANGAY ⇒ Las nuevas canciones estás masterizadas por Chris Athens, que ha trabajado con The Weekend e incluso ganó un Grammy por El mal querer de Rosalía. ¿Qué matices ha dado al álbum?
MIGUEL LAGUNO ⇒ El proceso de mastering es quizá el menos artístico, pero nosotros lo hemos notado mucho. Queríamos que sonase fuerte, grande e internacional, y lo conseguimos al 100%. Además, él nos dio la enhorabuena.
CARLOS AMELIVIA ⇒ Es como comprarte un Lamborghini y luego ponerle unas ruedas de mierda… Este disco merecía que lo lleváramos todo hasta el final, desde el momento en que nos pusimos a componer hasta que salga el último vinilo. Lo hemos cuidado todo, no hemos escatimado en nada porque sentimos que es un disco importante.
SHANGAY ⇒ ¿Cuesta ser español y cantar en inglés?
MIGUEL LAGUNO ⇒ Cuesta creerse a un grupo español que canta en inglés, aunque lo haga perfecto. Eso son complejos y prejuicios.
CARLOS AMELIVIA ⇒ No es por parecer tremendo, pero hay un gran estigma. A nosotros nos han dicho muchas majors y gente súper potente que cantemos en español. Pero te preguntas, «¿por qué tengo que hacerlo?». Son líneas rojas fruto del ‘catetismo’ y la ignorancia.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué sigue ocurriendo esto?
CARLOS AMELIVIA ⇒ Creo que es por el mismo motivo por el que se destrozó a Ana Botella con el «relaxing cup of café con leche», porque España es un país en el que nadie habla bien inglés, pero cuando intentas hablarlo bien se ríen de ti. Eso es la ‘catetización’ y la incultura más soberbia, no es solo criminalizar el error sino el intento.
MIGUEL LAGUNO ⇒ A lo mejor tenemos que irnos a vivir a Londres, empadronarnos allí y escribir a las majors desde nuestro mail inglés…
SHANGAY ⇒ ¿Qué os llevó a cantar en inglés?
CARLOS AMELIVIA ⇒ La sonoridad, la facilidad, la no identificación con la propia letra… Miki y yo veníamos de tocar en un grupo de pop español, y a lo mejor fue el trauma de que ese grupo no llegase a nada. Simplemente, empezamos a hacerlo así, y notamos que la calidad de las canciones aumentaba.
SHANGAY ⇒ Presiones y peticiones a un lado, ¿nunca os habéis planteado cantar en castellano?
MIGUEL LAGUNO ⇒ No, actualmente en la música cualquiera puede ir por su cuenta, no nos vemos forzados a tomar decisiones para triunfar.
CARLOS AMELIVIA ⇒ Cuando te embarcas en algo como esto es muy importante no perder de vista por qué haces las cosas. Entiendo que en el viaje puedes llegar a puntos que creías que no ibas a alcanzar jamás bajo condiciones que pensabas que no ibas a traspasar. Entiendo que eso sea goloso, que la fantasía de un chaval tocando en el borde de su cama se convierta en la posibilidad de tener una vida diferente. Pero si tú estás bien con lo que haces, y recuerdas el motivo y el propósito de tu proyecto, te haces un flaco favor cambiando. En el futuro, quien nos quiera querer que nos quiera, y quien no, pues no pasa nada.
SHANGAY ⇒ ¿Las nuevas maneras de consumir música han democratizado la industria?
CARLOS AMELIVIA ⇒ Hay una expresión que se utiliza mucho en nuestro círculo de amigos que es «subirse al carro de algo». Eso es cuando tú has descubierto algo cultural o musical y dos años más tarde llega al resto de gente.
MIGUEL LAGUNO ⇒ Como el que dice que escuchaba a Rosalía antes de su éxito internacional [risas].
CARLOS AMELIVIA ⇒ Ser uno de estos pequeños descubridores te coloca en la cima de la pirámide trófica musical. Es una estupidez, pero a nosotros nos hace un favor porque la gente tiene esas ganas de indagar y seguir bandas que están empezando. Esas cosas motivan ahora mucho. Hay una porción del público que se dedica a engullir lo que les ponen las grandes radiofórmulas, y hay otra que se molesta en tener esa inquietud. Sí que es verdad que el dinero rara vez viene de dos melómanos de Getafe que piensen que somos la hostia. El dinero viene de que te pongan en Los 40 todos los días.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo veis el futuro de la música en directo en la nueva normalidad?
MIGUEL LAGUNO ⇒ Es imposible saber qué va a pasar, pero yo creo que todo se calmará en algún momento y la gente volverá a los conciertos con más fuerza. Entiendo que la gente pueda tener miedo, aunque yo he estado en varios conciertos de la nueva normalidad y a mí me gusta… Es verdad que ya estaba cansado de estar de pie dos horas.
CARLOS AMELIVIA ⇒ Se han olvidado de que hay chavales de veinte años que solo quieren brincar y saltar durante todo el concierto [risas]. Nunca ha sido un buen momento para ser músico, pero este es peor, y quiero creer que quien siga empujando, quien no baje los brazos en un momento tan desolador, cuando todo amaine, va a encontrar una recompensa.
SHANGAY ⇒ Os conocéis desde la infancia y lleváis cinco años con este proyecto… ¿Nunca habéis tenido ningún roce?
CARLOS AMELIVIA ⇒ Yo creo que solo hemos tenido un roce en toda nuestra existencia. Pocos mejores compañeros de viaje podría haber. Nos llevamos muy bien y nos entendemos a la perfección. A lo mejor, por pura desidia no nos peleamos, como los matrimonios viejos.
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