Tontheridas: "El ilusionista escapista"

"Es alguien que anda por ahí suelto, al que le encanta encantar y, por supuesto, que le digan lo maravilloso que es". Escrito por Juan Carlos Prieto.

Tontheridas: "El ilusionista escapista"
Juan Carlos Prieto

Juan Carlos Prieto

Haciendo de “tinta” corazón

9 julio, 2021
Se lee en 4 minutos

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EL ILUSIONISTA ESCAPISTA

En este relato os voy a contar la historia del ILUSIONISTA escapista.

Es alguien que anda por ahí suelto, al que le encanta encantar y, por supuesto, que le digan lo maravilloso que es. Es de esos tipos que sabes de primeras que no te lo van a poner nada fácil, y tengo que admitir que aquello hizo que me enganchara más. Ahora entiendo esa expresión de “no está muy allá” cuando nos referimos a alguien que no nos termina de gustar. Este estaba tan allá y me gustaba tanto, que aquella “lejanía” casi termina por volverme loco.

Fue verlo aparecer en aquella esquina mientras yo intentaba aparcar el coche cuando supe que quería que aquello fuera especial. Era la primera vez que nos veíamos en persona y fue casi sin planearlo. Habíamos hablado varías veces por Instagram y habíamos hecho el amago de vernos alguna que otra, pero nunca llegábamos a hacerlo finalmente.

Vivíamos lejos el uno del otro y justo ese miércoles yo iba a su ciudad a un concierto de un cantante gallego que me gusta mucho. Fue al salir del teatro principal de Alicante que le escribí y, aunque en un principio me dijo que esas cosas se avisan con más tiempo, al final pudimos vernos en el portal de su casa.

Estuvimos un buen rato hablando y he de decir que hubo algo especial en aquella conversación. Nos pasamos los teléfonos y ahí quedó la cosa.

Nos volvimos a ver de nuevo en su ciudad otro día que yo venía de pasar un puente en Canarias, también sin planearlo. Justo estando en el AVE y ya llegando a Alicante le escribí, y esa vez quedamos en un bar cerca de su casa para tomar algo.

Aquella conversación fue mucho más profunda e interesante. Ahí nos contamos cosas que no se cuentan a cualquiera porque, para mí, él ya no era un cualquiera. Era alguien de quien me estaba empezando a ILUSIONAR.

A los pocos días nos pilló el confinamiento, y nos lo pasamos hablando por teléfono. En una de esas conversaciones interminables le pregunté si me podía ILUSIONAR de él, a lo que él me dijo que por supuesto, que yo le parecía alguien muy interesante…ILUSO de mí.

Una vez que ya pudimos salir de aquel encierro forzoso, noté por su parte cierto pasotismo; preferí darle tiempo y espacio puesto que estaba acabando un máster y sabía que estaba liado.

Pasado un tiempo prudencial y, al ver cero interés por su parte, dejé de seguirle en redes y demás hasta que un día me volvió a escribir disculpándose por su comportamiento. Se excusaba diciendo que él era muy así, pasota, y que suele tener problemas con sus amigos por esa actitud…Para enmendar su error sería él quien haría el esfuerzo al día siguiente y vendría a verme a mi casa.

Esa fue la tercera cita en ocho meses. Yo había iniciado ya mis vacaciones de verano y como, por el tema del virus no se podía hacer mucha cosa, decidí alquilarme una casa cerca de Alicante.

Cuando él llegó, bajé a recibirlo y ahí estaba, aparcando. Al verme se puso algo nervioso. Lo noté en las maniobras que tuvo que hacer para meter su coche en aquel hueco bastante grande. Después del saludo de rigor, nos fuimos a dar un paseo mientras nos tomábamos un helado.

Al cabo de un rato le dije de subir a casa a tomar algo. Compartimos una cerveza y empezamos a hablar un poco de nosotros. Llegamos a besarnos un par de veces, pero era él quien paraba enseguida.

Me dijo que prefería ir más lento, lo cual no entendí después de llevar ocho meses hablando y un confinamiento de por medio. Me explicó un poco su historia personal, la cual no llegué a entender bien. Que si se estaba viendo con alguna chica pero que yo era el primero en su lista de chicos… ¿El primero en su lista de chicos?

Se marchó pasado un buen rato y ya no nos hemos vuelto a ver. Me escribió un par de veces aquel verano y luego se marchó a vivir a Madrid.

Hay que llevar cuidado cuando le dices a alguien que se puede ilusionar de ti, porque con las ILUSIONES no se juega; especialmente cuando no se tienen los cojones suficientes para decir también lo jodidamente difícil que lo piensas poner.

TONTHERIDAS

«Mientras algunos hacen 2 flexiones al día para re-flexionar, yo escribo»

Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez

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Tontheridas: "El ilusionista escapista"

ILUSTRACIÓN: David Rivas

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