"Me llamaba a su mesa, cogía mi mano y se la frotaba en su pene": la historia de pederastia de los colegios maristas

Durante más de cincuenta años, los numerosos casos de pederastia de los maristas han sido silenciados por la Iglesia. Ahora, las víctimas cuentan la verdad.

"Me llamaba a su mesa, cogía mi mano y se la frotaba en su pene": la historia de pederastia de los colegios maristas
30 julio, 2021
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Una vez más, el escritor Ernesto Pérez Zúñiga y el actor Adolfo Fernández han denunciado los abusos sexuales que sufrieron en su infancia por parte de diferentes docentes del colegio de los maristas de Granada y Bilbao. Nuevas víctimas confirman el testimonio de ambos y aseguran que la congregación religiosa ha sido consciente en todo momento de estos hechos.

“El colegio ha tapado y protegido a un pederasta durante treinta años”, ha asegurado Pérez Zúñiga, que fue alumno de los maristas de Granada, en El País. El profesor Guillermo García, alias Willy, había abusado de él y de otros alumnos del colegio en los años ochenta, y dieron parte en numerosas ocasiones de lo que sucedía a la dirección del colegio. En 2010, el docente seguía en el centro y sus antiguos alumnos lo volvieron a denunciar ante los maristas, que no hicieron nada al respecto. Así que, Pérez Zúñiga decidió escribir un libro para contar su historia y denunciarlo públicamente.

Willy tenía una estrategia ideada para llevar a cabo los abusos. Se hacía amigo de sus alumnos, formaba una piña con ellos y organizaba fiestas y acampadas en su casa, donde los alumnos podían ir con sus novias y tomar cervezas. Cometía los abusos cuando ya tenía a los alumnos metidos en el bolsillo.“Teníamos trece años. Nos quedábamos en su casa a dormir, él dormía con nosotros. Se ponía en medio. Iba paso a paso creando el clima para su ataque con nocturnidad. Tenía problemas en casa, y él lo sabía. Le dijo a mi madre que me dejara ir a pasar el fin de semana, para olvidar un poco. En plena noche me empezó a meter mano, me quedé congelado. Al final le paré”, afirma el escritor en su libro.

Un amigo suyo también sufrió abusos por parte del profesor. “Fue en una acampada en su casa. Dormía a mi lado y en mitad de la noche me desperté y me estaba tocando. Duró unos minutos y luego me puso mi mano en sus partes, pero ahí ya me di la vuelta y me hice el dormido, y no siguió”. Después, ese episodio se volvió a repetir una segunda vez. Ambos compañeros aseguran que “el colegio lo sabía”. Durante un campamento, nueve alumnos comenzaron a compartir las experiencias que habían tenido con el profesor e idearon una especie de motín para denunciarlo, pero se amedrentaron ante las amenazas de el profesor de enviar a sus abogados…

En Bilbao, el actor Adolfo Fernández también sufrió abusos cuando tenía once años por parte del entrenador de baloncesto de los maristas, el hermano Esteban Villalba, apodado El Pelamingas (sobran los comentarios). “Yo bajaba unas escaleras, él vino hacia mí y me metió mano por debajo del pantalón, en los testículos, recuerdo su mano congelada. En clase, le pillábamos siempre con un chavalito sentado encima porque era su ejercicio diario, arrinconar a un chaval y meterle mano, sobarle. Era un depredador incansable, vivía para eso, y tenía cuatro o cinco alumnos predilectos”.

Gorka Totorika, también alumno de Villalba, recuerda que «me llamaba a su mesa, cogía mi mano y se la frotaba en su pene erecto. Tengo grabado a fuego cómo te miraba con esos ojos azules mientras lo hacía. Se ponía muy rojo… hasta las orejas. Era pura perversión”. Además, dos alumnos más corroboraron la versión de Fernández y Totorika, y aseguran que fueron víctimas de otros dos hermanos diferentes de la congregación (uno de ellos, el enfermero del centro).

La Iglesia se ha negado rotundamente a proporcionar datos que esclarezcan estos abusos de los colegios de Granada y de Bilbao, y tampoco pretenden investigarlo. Con estos nuevos casos, los abusos de menores por parte del clero católico español ascienden a la escalofriante cifra de 885 víctimas. La congregación religiosa de los maristas dice que los pederastas son personas que necesitan “compasión cristiana”, y se despreocupan del asunto porque las víctimas no tienen pruebas de unos hechos que ya han prescrito. Los últimos testimonios recogidos por el estudio de El País confirman que ha habido casos de pederastia en más de veinte colegios maristas de España. Por ello, en 2018, Ernesto Pérez Zúñiga no dudó en volcar toda su rabia y coraje en su novela.

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Ernesto Pérez Zúñiga, en la presentación de su novela El juego del mono.

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