La princesa Catalina Amalia de Orange, de la Casa Real de Holanda, podría contraer matrimonio con otra mujer sin perder por ello sus derechos dinásticos. Así lo ha afirmado Mark Rutte, primer ministro holandés, tras la publicación de un libro sobre la princesa en el cual se mencionaba que había tenido una relación con otra chica.
El primer ministro respondió con claridad a la pregunta parlamentaria dirigida al Gobierno por liberales de derecha y socialdemócratas sobre el futuro de la princesa en el trono. Esta ha sido la primera vez que un mandatario se pronuncia sobre un asunto de esta índole en Europa. La polémica surgió a raíz de la publicación del libro Amalia, el deber te llama, de Peter Rehwkinkel, que plantea la situación jurídica que derivaría del compromiso de la princesa con otra persona de su mismo sexo. En cambio, Rutte ha afirmado que no existe ningún problema en relación a este asunto y que la heredera «podrá casarse con otra mujer libremente sin que suponga la pérdida de sus derechos dinásticos, al igual que si hubiera nacido varón y quisiera casarse con un hombre».
Recordemos que Países Bajos fue el primer país del mundo en poner fin a la discriminación de las parejas del mismo sexo con la aprobación del matrimonio igualitario en 2001, dos años antes del nacimiento de la princesa Catalina Amalia. Aun así, por pertenecer a la Casa Real, el matrimonio de los herederos al trono tiene que ser aprobado en primer lugar por el pleno del Parlamento neerlandés. Cuando el príncipe Guillermo Alejandro, actual rey de los Países Bajos, anunció su compromiso con la actual reina, la argentina Máxima Zorreguieta, el Parlamento dio su aprobación por 203 votos a favor y 15 en contra, pero otros enlaces –como el de la princesa Irene y el duque Carlos Hugo de Borbón Parma, o el del príncipe Friso y Mabel Wisse Smit– no fueron aprobados.
El Gobierno aún no se ha pronunciado sobre el futuro en el trono de los hijos, ya sean adoptados, nacidos de un donante de semen, o bien a través de una gestación subrogada, en el caso de que la princesa quisiera casarse con otra mujer. La Constitución holandesa estipula que la sucesión del jefe del Estado «debe ser legítima», y Rutte ha explicado ante la Cámara que «debe estar claro el origen de los hijos en un matrimonio entre personas del mismo sexo», para saber quién sucede al rey o a la reina. «De este modo se puede tener seguridad jurídica. En el caso de un matrimonio homosexual, habría que llegar a acuerdos para que esto fuera posible. El Gobierno y el Parlamento tendrían que analizar dicha posibilidad para evitar tensiones». Aunque puntualiza que todavía es pronto para hablar de algo que aún no se ha producido, y que hasta la fecha, la princesa no ha expresado intención alguna de casarse.
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