Capítulo 34 (parte 1)
“Ponte en medio”
Ponte en medio, me dice ella. El chaval lleva desde el bar mirándome con cara de perro, pero ahora no deja de tocarme el rabo. Cuando le dije a esta pava que sí a un trío no pensé bien que un tío me la iba meter de verdad, y por supuesto no le dije que no lo había hecho nunca antes. Pero aquí estamos los tres. Al menos el chico la tiene más o menos como yo, es guapo, está fibrado. No soy de pelo largo, pero la verdad es que le agarraría de ese moño por detrás y le daría bien. Aunque ese no es el trato, no parece que esta tía nos vaya a dejar hacer nada que no sea obedecerla. Desde que llegamos a su cuarto, el moñitos ha hecho todo lo que le ha pedido, sin decir apenas nada, y se ha llevado un par de buenas hostias mientras le comía el coño. Mi amiga le ha ordenado después que me la mamase a mí, y que yo siguiera el trabajo con ella. Y cómo chupa el cabrón, cómo de bien sabe la chica mientras. ¿Cómo se llama un 69 de tres personas? En cualquier caso parece que ese 609 ha terminado, ahora quiere que hagamos el trenecito y que yo sea el vagón del medio. Me pregunto si este tío de verdad es bi o solo lo hace para complacerla. Enseguida noto que tiene experiencia, porque el pavo se suelta el pelo y se pone a comerme el culo, pinchándome con la barba, haciendo que a veces me retuerza, pero me gusta. Me sorprende, otra experiencia nueva. Y puede que no estuviera haciendo esto si no me hubiera bebido unas cuantas copas, pero he venido a jugar.
Nuestra anfitriona da una calada de un porro que había dejado en la mesita de noche, se pone de pie justo delante de mí y me deja que la saboree un poco más antes de encajarse justo en frente, doblando las rodillas. Busca ansiosa mi polla con sus dedos y se la empieza a meter. Yo voy a acercarme más a ella pero pone una mano en el pecho y me frena. El chico se levanta, los dos se miran. Le pregunto si se ha puesto un condón, me dice que sí. Ella se ríe, se acerca a mí a la vez que empiezo a notar un miembro entre mis nalgas. Y como si fuera un juego para ellos, como si yo solo fuera su juguete, se agarran de los brazos y avanzan con sus muñecas hasta casi abrazarse. Yo les paro, me está doliendo. Arde, es como si quemara por dentro. No me está gustando nada, y no sé si voy a ser capaz. Se separan y el chaval la saca mientras ella se queda conmigo. Se levanta, abre el cajón, saca lubricante y otro bote. Es popper, lo huele un poco y luego me ofrece. Lo rechazo, no he vuelto a tomar desde aquella vez con “Y”. Joder, me tenía que acordar de él justo ahora…
¿Dónde me he metido? Ese tío me va a destrozar, y ahora no me está pareciendo tan buena idea. La chica vuelve a fumar y me da un poco de humo directamente de su boca volviendo a atraparme. Moñitos nos separa, se pone detrás de ella y yo me quedo tumbado observando. Empiezan a follar, a cuatro patas, mientras los dos me miran. No dejan de mirarme. Se me pone como una piedra y empiezo a tocarme delante de ellos, pero el tío me agarra de la muñeca y me frena con media sonrisa, negando con la cabeza. Quieren que me aguante, lo hago. Me pone la mano en su culo y lo sigo al mismo ritmo que la penetra mientras se lo estrujo. No la puedo tener más dura. Se separan, él se levanta y se pone un condón nuevo, vuelve a acomodarse detrás de mí. Me ofrece popper, y esta vez digo que sí. «¿Estás listo?” Me dice ella mientras vuelven a hacerme el centro de su sandwich. “Respira”.
¿Estoy listo? No lo sé. Pero estoy en medio. Y vuelvo a empezar a notar sus dedos llenos de lubricante buscando mi entrada. Los vapores me cierran los ojos. Me gusta la atención, que los dos me busquen, que los dos me quieran dar placer, y parece que aquí vale todo, ¿no? Pues vamos a gozarlo. Sigo con los ojos cerrados. La chica va pegando cada vez más su cuerpo hasta que se la meto. Me roza el cuello con las uñas rojas, pegando su espalda a mí. Entro y salgo de ella, empieza a gemirme en la oreja. Paro, porque el chico empieza a intentarlo otra vez. Respiro. Ahora mejor, me gusta más, no me cuesta. No sé si por sentirme dentro de ella, por su sonido, por el olor del pelo del chico que se va acercando a mis hombros, y que al final llega hasta mí. Su boca se acerca hasta la otra oreja, hinca también sus dedos apretando su palma contra mi nuez. Está dentro, y yo dentro de ella. Los dos me respiran, los dos me follan. Y yo, quieto, cierro los ojos mientras me sube todo y siento algo que no había sentido nunca. Joder, ¿de dónde han salido estos dos?
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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FOTO: MANO MARTÍNEZ