Tontheridas: "¿OnlyFans?"

Temas: David Rivas, Gay, Juan Carlos Prieto, Relato, Tontheridas

¿ONLYFANS?

Era mi tercera vez en Miami. La primera vez que estuve allí fue después de conducir dieciocho horas para pasar aquellas vacaciones de Semana Santa que los americanos llaman “vacaciones de primavera”, quitándoles cualquier connotación religiosa para así no ofender a nadie.

Por aquel entonces trabajaba en el centro del país y Bush hijo era el presidente, aunque para mi vecino, Bush Jr. era Dios, pues eso era lo que rezaba debajo la foto que tenía colocada en su puerta.

En aquel estado emblema del pollo frito estuve tres años y allí fue donde confirmé que realmente existe lo que llaman “el sueño americano”. Poder trabajar en una universidad prestigiosa al poco de haber acabado tus estudios y seguir prosperando profesionalmente en tan poco tiempo no es tan fácil en otros países.

La segunda vez que visité Miami fue para quedarme a vivir allí dos años. La experiencia no fue realmente como imaginaba; creo que no he pasado más frío en mi vida ya que, en mi lugar de trabajo, el aire acondicionado estaba bajísimo y no se podía regular desde allí. Luego, el tráfico era una locura. Me pasaba cada tarde dos horas intentando llegar al mini apartamento que tenía alquilado en Ocean Drive, la calle donde años antes habían asesinado a Versace. Y además, lo cara que es; sin duda, está hecha para turistas y ricachones. Tampoco ayudó aquel huracán que viví al poco de llegar, y mucho menos ver al CSI detrás de mi casa intentando identificar a alguien asesinado la noche anterior en la playa.

Habían pasado diez años de aquella segunda vez. Aquel verano comencé mis vacaciones en Isla de Pascua y las terminé en Boston. Dos meses recorriendo el sur, el centro y el norte del continente.

En Miami estuve cinco días y ese tiempo me bastó para reconciliarme con la ciudad. He de reconocer que conocer a tu actor porno favorito ayudó mucho a ello. Fue durante el último día. Había visto su foto en una aplicación, pero pensé que sería un fake de tantos que suele haber. Estaba mucho más musculado y con el pelo muy largo. Abrir esa aplicación en South Beach era como estar en un desfile de modelos de D&G: la perfección hecha lujuria.

Estaba ya en el hotel cerca del aeropuerto cenando a pocas horas de volar a NY cuando él me escribió. Le contesté pensando que en lugar de querer quedar conmigo se estaba quedando conmigo, pero estaba equivocado. Necesitaba corroborar que era él realmente. Para ello, él me pidió mi cuenta de Instagram y me escribió por privado. Quedó claro que era él. Le dije que qué hacía hablando con un tipo como yo cuando podía estar con cualquier persona que quisiera. A lo que me respondió que, por las fotos que había visto en mi cuenta, yo era el tipo de chico que le gustaba, su tipo de persona. Estábamos a escasos 200 metros el uno del otro.

Al día siguiente me fui del país, que por aquel entonces gobernaba Trump, corroborando de nuevo que el sueño americano existe…