Relatos gais (des)conectados: "La lista de cosas que hacen después de correrse"

41. "Cuando te tiras a tantos como yo empiezas a notar repeticiones, y podría clasificarnos a todos en un listado". Escrito por Pablo Paiz.

Relatos gais (des)conectados: "La lista de cosas que hacen después de correrse"
10 diciembre, 2021
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Capítulo 41

“La lista de cosas que hacen después de correrse”

Parece que hay innumerables cosas que los tíos hacemos después de follar, después de corrernos me refiero. Pero cuando te tiras a tantos como yo empiezas a notar repeticiones, a ver que nada es infinito, y podría clasificarnos a todos en un amplio listado.

Prefiero los que se ríen a los que se quedan muy serios, los que se te quedan mirando antes que los que apartan la vista huyendo cuanto antes. También prefiero los que te preguntan si te has corrido tú también y, aunque sean pocos, los que si no los has hecho te ayudan a conseguirlo. Pero la mayoría de esta lista no se van a preocupar por ti; que te corras tú es tu problema, a quién vamos a engañar.

Están los que se quedan tumbados, mirando al techo, y por otro lado, los que se levantan enseguida y se empiezan a vestir con la ropa que siempre está tirada por el suelo. Si no se han manchado, claro está. Entre estos sí que hay algunos buenos: los que buscan papel higiénico y se limpian ellos, sin más; los que te traen el rollo, incluso los que cortan un poco y te lo dan. También están los que empiezan a limpiarte, con una sonrisa tonta en la boca. También los que se lo dejan todo tirado donde haya caído para que lo recojas tú, como si lo que hubiera dentro del condón ya ni siquiera les importara. Los que le hacen un nudo, lo guardan con cuidado de nuevo en el envoltorio, y te preguntan dónde tirarlo. Incluso hay quien se ofrece a bajar la bolsa después. Claro, que estos solo están entre los que usan goma.

Los que se duchan contigo son una auténtica rareza, al menos las primeras veces, incluso yo creo que estaría incómodo bajo el agua sin recordar siquiera su nombre. Estoy seguro de que algunos ni se duchan, y me dan ganas de explicarles la de enfermedades que te puedes ahorrar si te quitas la vergüenza y me pides entrar al baño para pasarte solo un poquito de jabón.

Los que te piden un piti y te hacen preguntas sobre trabajo o estudios en la ventana, algunos de ellos cortados por estar manteniendo una conversación, cosa que no entiendo porque… me acabas de follar, chico. Los que me piden el cigarro pero se lo ponen en la oreja y salen por la puerta. Los que se preocupan en decirte que les des tu número o Instagram, aunque luego no te vayan a llamar o te agreguen como un seguidor más al que le caerán unos cuantos likes y poco más. Y por supuesto, los que se despiden con la mano, ni un pico, ni un beso en la mejilla… a veces un guiño.

También los que parece que les entra arrepentimiento, y te empiezan a preguntar si te cuidas, si lo haces sin condón, si estás “sano”… Son pocos, pero esos me ponen muy nervioso, porque para evitar explicaciones les termino diciendo que tomo PrEP. Al fin y al cabo no miento…, es más o menos lo que tomo todas las noches.

Los que te dicen de dormir contigo son auténticos unicornios, yo nunca he visto uno. Alguna vez me he quedado yo cuando iba muy, muy borracho, pero poco más. Sinceramente, creo que me pasaría igual que con la ducha. Qué rarito todo.

Y aunque sé que la lista no es infinita, es muy larga. Y siempre que tengo que apuntar alguna nueva me sorprendo. Y este chico, el mismo que me invitó a un helado después de correrse, hoy me ha pedido que nos quedemos abrazados un rato. Venía de ver a mi amigo en el hospital, necesitaba distraerme, y después de todo comprobar que de verdad ha querido volver a verme me pone de buen humor. Aunque otra vez no he vuelto a cumplir la tercera norma. Y nos hemos ahorrado el juego del papel higiénico, porque él no se ha manchado nada y yo no me he corrido. Pero quería que nos quedáramos tumbados y aquí estoy, bajo el ventilador, intentando coordinar mi respiración con la suya porque llevamos tanto tiempo en silencio que ya no sé qué hacer. Y no quiero decírselo pero me muero por ir al baño y tener intimidad, porque aunque esté buenísimo no soporto pensar que aún no he echado todo lo que me ha soltado dentro.

Pero sí, le acepto aquel enorme abrazo, y por un momento sus pies se entrelazan con los míos y me olvido de todo. Esa paz apoyado en su pecho.

Puede que esa sea la respuesta, irme de aquí, de esta ciudad, de sus vicios y sus manías a alguna donde haya otras costumbres, otras mejores. Puede que sí, puede que me vaya. Después de todo alguna vez me lo han ofrecido en el curro. Y puede que allí pueda buscar chicos que me descubran costumbres que aún no están en la lista de cosas que hacen después de correrse, y me sigan sorprendiendo con algo más que un helado y un abrazo.

‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz

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Relatos gais (des)conectados: "La lista de cosas que hacen después de correrse"

ILUSTRACIÓN: CUÉNTASELOANTO

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