La audiencia de Strictly Come Dancing volvió a emocionarse con John Whaite y Johannes Radebe, la primera pareja gay que compite en el programa. Para esta ocasión, la gran semifinal de la edición, pusieron toda su sensibilidad en la canción de Adele Hometown Glory.
El resultado de su puesta en escena fue, en palabras de la jurado Shirley Ballas, “increíblemente hermoso”. Sin embargo, lo que realmente enamoró a propios y extraños fueron las razones por las que se decantaron por ese tema de Adele en cuestión.
“A aquellas personas que sientan un poco de miedo en la vida”, empezó a argumentar el ganador de Great British Bake Off, “quiero que que sepan que las cosas van a ir a mejor”.
Whaite explicó que se vio obligado a salir del armario cuando un maestro le delató a sus padres. En aquel momento solo tenía 14 años y todavía no estaba preparado. Afortunadamente, sus padres ya se olían la tostada y simplemente estaban esperando a que su hijo se atreviese a confiárselo.
“Crecí con mucha vergüenza, y creo que si hubiera visto a dos hombres bailando juntos en la televisión, habría cambiado mi vida”, expresó sobre la falta de referentes mediáticos que había durante su adolescencia.
Y es que, además, el mensaje de la balada no puede ser más adecuado. En un momento la letra dice: “Demuestra que no vamos a quedarnos parados, demuestra que estamos unidos”.