Carta al cielo para María Mendiola

Temas: Diva

Por aquí todo sigue igual de mal (o peor) que cuando te fuiste. Sabes que siempre he sido muy mitómano, y si hay una cosa que agradezco a la vida es que me haya dado la oportunidad de homenajear en vida a los artistas que me habéis hecho feliz. Sinceramente, creo que contigo lo hice también.

Conocerte en persona, para mí fue lo más, seguro que lo recuerdas, nos presentó nuestro amigo común Alfonso Llopart, en alguna fiesta organizada por la revista Shangay, que más que una revista, para nosotros siempre ha sido como nuestra casa.

Asumo que es no es fácil trabajar con artistas, o al menos empatizar en todos los sentidos. Siempre me he tomado mi trabajo como un disfrute, y aunque mis experiencias con unos y otros, evidentemente, son distintas, siempre me quedo con lo mejor de cada uno de vosotros, y sigo tu consejo: “tú proyecta lo bueno”. No llego ni a contar con los dedos de una mano los artistas que son realmente amigos míos, pero lo que sí sé es que me he dejado el corazón y más en casi todos, y a veces entristece ver que no te entiendan… Tú si me entendiste, y tú además sí que eras (y eres allá donde estés) una verdadera estrella entre las estrellas.

Digamos que la amistad contigo se convirtió en algo natural, pero déjame decirte que en cada conversación que teníamos aprendía muchísimo, incluso cuando discutíamos, porque discutir hemos discutido… ¡y mucho! Luego te reías cuando te decía que eras la Lola Flores del pop, y es que es así, querida amiga. Tu temperamento era muy especial, y tu mirada ni te cuento. Hacía ya un tiempo, nos habías dicho que a los 70 años lo dejarías (curiosamente te fuiste al cielo con 69 años), con lo cual no te podemos reprochar nada, pero es cierto que en el pasado año, con lo triste y doloroso que se había puesto el mundo, pues como que molaba seguir haciendo planes contigo y con Cristina, con Baccara… ¡Me costaba mucho sacarte de casa! De repente, y gracias a la selección escocesa de fútbol, volviste a ser Número 1 en UK… Cuántas risas nos echamos viendo los vídeos de esos jugadores de fútbol bailando en calzoncillos el Yes Sir, I Can Boogie… Cuántas puertas de armario se abrieron esa noche, haciendo que millones de personas cantaran desde su casa una canción que solo reivindicaban los maricones. ¡Qué gran reconocimiento a tu carrera!

No suelo encajar muy bien la muerte de la gente que quiero, y en mi día a día me hago el fuerte y continúo como si no hubiese pasado nada. Hace unos días, casualmente, pasé por tu casa. Y digo casualmente porque no tenía intención de ello, pero el destino me llevó cerca y me dije: “Pero si por aquí vivía María” ¿Sabes qué hice? Fui hacia la puerta de la urbanización, y te llamé al timbre, pensando que todo había sido una mentira. Pero no… Me puse a llorar en la puerta, y entonces apareció tu portero y me dijo: “Siempre que pasabas por aquí, llamabas… Pero ya no está”. Ahí fue cuando acepté tu marcha. Y también pensé en lo mucho que te quería… Siempre te querré.

Siempre serás recordada por lo fantástica bailarina que eras, por los récords que conseguiste con Baccara; de hecho, en Europa te llaman ‘La Leyenda’. Tu honestidad como artista no tiene parangón posible en nuestro país. Seguro que, allá donde estés, te estarás riendo con esa risa tan tuya de todos nosotros, porque tu humor y tu simpatía eran así. Nunca te olvidaré, amiga mía, siempre te llevaré en mi corazón.