Por mí y por todas mis compañeras lesbianas

Temas: Discriminación, Familias LGTBIQ+, Lesbiana, Opinión

Es curioso cómo la vida siempre te sorprende. Después de irme a estudiar a Madrid y vivir en varios países hasta encontrarme a mí misma, acabo volviendo a Coruña, a mis 40 años, para casarme con la mujer de mi vida y formar una preciosa familia de dos mamás. Además, ella es profesora y lesbiana visible en su instituto, que es el mismo donde yo estudié. A eso le llamo yo cerrar un círculo.

Desde que fundé LesWorking en 2014 y salí en varios medios y rankings como mujer lesbiana, he tenido la suerte y el privilegio de haber sido invitada para hablar en muchos foros y para escribir algún que otro artículo. Siempre acepto el reto.

Como mujer, como lesbiana visible, como activista, como esposa de Noemí y mamá de Sabela, considero que no debo (debemos) desaprovechar ninguna oportunidad para alzar la voz, para que se nos oiga y se nos vea un poquito más. Pero a la vez siento una enorme responsabilidad por eso mismo precisamente, porque cada una de esas intervenciones las hago por mí, pero también por todas mis compañeras.

En 2014 me invitaron a dar una charla TEDx en Valladolid que titulamos “¿Es un buen negocio en y para las empresas salir del armario?”. Aproveché esa oportunidad para hablar de por qué es importante que las empresas creen espacios de trabajo inclusivos. Puse ejemplos de buenas prácticas en Estados Unidos, Reino Unido o Alemania porque no conseguí encontrar ningún ejemplo patrio, y traté de animar a todas las empresas, a todas las personas dentro de esas empresas, a implantar este tipo de prácticas en España porque, como repetía varias veces al final de mi charla, “tiene que suceder”. Y sucedió.

«Para mujeres lesbianas, no basta con crear espacios de trabajo inclusivos»

En 2015 nos juntamos un grupo de profesionales LGBTI y aliadxs, y en 2018 nació la Asociación REDI (Red Empresarial por la Diversidad e Inclusión LGBTI en España) de la que hoy forman parte casi 140 empresas comprometidas con crear espacios de trabajo más inclusivos para todas las personas, independientemente de su identidad, expresión de género u orientación sexual. Entre todas emplean a más de medio millón de personas. Esto es solo el principio y queda muchísimo por hacer, pero creo que vamos por el buen camino.

Siento que hace solo cinco años esto era impensable en nuestro país; y siento que esto es gracias a muchas personas, dentro de todas esas empresas, que están trabajando por ellas y por todas sus compañeras. En el caso de las mujeres lesbianas, no basta con crear espacios de trabajo inclusivos. Es una condición necesaria, sí, pero no suficiente para que las lesbianas den el paso de ser ellas mismas y poder visibilizarse, venciendo el miedo de ser juzgadas o doblemente discriminadas.

Necesitamos conectar más entre nosotras para compartir historias, para empoderarnos las unas a las otras. En estos tiempos de pandemia que nos ha tocado vivir, me consuelo pensando que no solo los virus se contagian.

La valentía, el dar la cara o el “yo también puedo” son actitudes tremendamente contagiosas. Lo vemos cada día en LesWorking, donde hemos ayudado a que muchas compañeras se animasen a dar el paso y a convertirse en referentes, por ellas y por todas sus compañeras, cerrando así también un círculo en sus vidas.