«Tenía el espíritu de una outsider y el arrojo de una drag queen». Así definen los realizadores Fenton Bailey y Randy Barbato a Tammy Faye, la telepredicadora evangelista que copó los titulares de la prensa sensacionalista estadounidense en los años 80.
Faye y su marido, Jim Bakker, trabajaron para dejar atrás sus orígenes humildes y obtener un imperio que contó con una cadena de televisión propia y el parque temático religioso más grande del mundo. Tammy Faye fue conocida por su mensaje de amor, aceptación y superación, y se convirtió en un personaje inconfundible, ya no solo por su forma de ser, su particular estilo a la hora de cantar o su entusiasmo a la hora de acoger a personas de todos los ámbitos de la vida; también por un estilismo único en el que destacaban sus pestañas indelebles. Es por eso que Bailey y Barbato la definen casi como una drag, y ellos conocen bien al personaje, ya que en 2000 grabaron el documental sobre su vida titulado Los ojos de Tammy Faye.
Es precisamente esta pieza en la que se fijó Jessica Chastain para dar forma a la película homónima, que se estrena el próximo 4 de febrero en cines. En ella, la propia actriz da vida a la telepredicadora para contar su ascenso y su polémico hundimiento, causado por irregularidades financieras, rivalidades, intrigas y el linchamiento de la prensa, que se encargó de publicar los escándalos con los que se desmoronó todo su imperio.
Chastain comparte protagonismo en la cinta con Andrew Garfield, que da vida a su marido. Ambos se han involucrado en el proyecto, documentándose e investigando las infinitas apariciones de la pareja en medios de comunicación. La idea de este proyecto era contar que Tammy Faye fue más que un simple titular de revista, que fue una mujer atacada por la misoginia de la sociedad contemporánea y la cultura sensacionalista… Pero en las distancias cortas era profundamente compasiva, una mujer que se adelantó a su tiempo.
«Tammy Faye no se parecía en nada a la caricatura de la que se alimentaban los medios. Predicaba la aceptación y la compasión, y lo decía en serio, y eso es lo que queríamos que la gente viera en esta película», explica Chastain. Y sus palabras suscriben uno de los episodios más importantes de la carrera de Faye, cuando tendió la mano al colectivo LGTBI. Entrevistó en su programa al activista del sida Steve Pieters, un pastor gay que habló con ella sobre su enfermedad, sobre salir del armario y sobre la pérdida de su pareja. «La homosexualidad ha sido a menudo demonizada por la comunidad cristiana. En un momento en que la gente rehuía el sida, Tammy no lo hizo», comenta la actriz. «Ella no etiquetaba a la gente. Entendió el poder de las cámaras para mirar a los ojos de la gente y enfrentarse a la verdad».
No cabe duda de que la historia de Tammy Faye y Jim Bakker es, como poco, interesante. Una vida en los focos, con tantas luces como sombras, que ahora Jessica Chastain rescata para acercarla, lo mejor posible, a la verdad.
los ojos de tammy faye se estrena en cines el 4 de febrero