LOS INFELICES AÑOS 20
Ha sido entrar en la década de los 20 y tener la sensación de que los guionistas de la serie que estaba viviendo se jubilaron y fueron reemplazados por otros con muy mala baba. Curioso que en el siglo pasado, a la misma década que estamos viviendo se le llamara los felices años 20. Está claro que estos guionistas nuevos no han querido repetir la historia, o por lo menos no repetirla en la misma década.
Al paso que vamos y si conseguimos terminarla, ¿cómo creéis que debería llamarse? Yo la bautizaría como los singulares años 20, porque hay que ver qué dos años llevamos…
Estos días pienso mucho en las nuevas generaciones, chavales con los que trato a diario por mi trabajo. A su corta edad han tenido que aprender a vivir con danas que inundan tu pueblo y que te obligan a quedarte en casa varios días hasta que todo vuelve a la normalidad, pandemias que te hacen cambiar de la noche a la mañana tu forma de relacionarte con el mundo y guerras con nombres aún no muy claros, que si segunda guerra fría o tercera guerra mundial… Ahora entendéis por qué en mi clase de inglés, cuando les pongo alguna película en versión original tipo ET, ellos se rían de mí… No les resulta nada sorprendente, iluso yo.
Nuestra generación, por suerte, no ha tenido que vivir este tipo de acontecimientos a esas edades en las que, si bien tienen mayor facilidad para adaptarse a los cambios, también es cierto que todo les afecta más. Para mí a su edad una dana era una chica muy peculiar que venía de Israel con ganas de conquistar Europa cantando. Una pandemia era quedarse en casa porque en clase había plaga de piojos y tocaba hacerse un antígeno con el peine de púas de lenguado que tenía tu madre y ponerte ese líquido que olía a boquerón en vinagre pasado. Y guerras, aunque las ha habido siempre, como no nos tocaban de cerca preferíamos quedarnos con la imagen de Marta Sánchez a lo Marilyn animando a las tropas españolas por Navidad a principios de los 90.
Hace justo un año, durante una charla con Anne Igartiburu hablando de libros, ella me dijo que éramos una generación que íbamos a vivir peor que nuestros padres pero mejor que nuestros hijos, y a eso voy.
Más allá de generaciones X, Z o millennials, a los menores de 20 años deberían llamarles la generación estafada o la generación “cuarenguerra”. Por eso es normal que, al igual que hacíamos nosotros de pequeños cambiando las letras de canciones populares, como por ejemplo ocurría con aquella del culo blanco y el dictador, estos días haya escuchado por los pasillos del instituto donde trabajo a adolescentes tararear: “Debajo un botón, ton, ton, que encontró Putin, tin, tin, había una explosión, sión, sión tras un proyectil, til, til…». Como veis, en esto también la historia se repite.
Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez
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ILUSTRACIÓN: David Rivas