«Entre lágrimas comienzo a escribir este texto. Si estás leyendo esto es porque me he atrevido a publicarlo o compartirlo». Así es el duro comienzo del relato del joven, una historia sobre el bullying que lleva sufriendo durante muchos años. La carta la envió al diario El País, que la publicó, y está teniendo una repercusión que nunca habría podido imaginar.
«Tienes una enfermedad rara. Deja de ser gay. ¿Cómo te pueden gustar los chicos? Das asco. Maricón de mierda… Por mucho que te engañes, que intentes autoconvencerte de que no importa lo que te digan, que tú eres como eres y da igual todo lo demás… es mentira. Siempre te acaba afectando, sobre todo si te lo guardas para ti y no lo cuentas. Se acaba acumulando, y el sentimiento que te encuentras cuando llegas a un límite es demoledor (…) No recuerdo un solo día en el que no haya recibido algún comentario despectivo o que haga referencia directa a mi orientación sexual, salvo aquellos en los que decido quedarme postrado en la cama o en la silla del ordenador intentando evadir la realidad», continuaba.
«Mi único propósito al escribir esa carta es que pueda ayudar a alguien más que esté en la misma situación que yo, que sirva como un grito de basta ya». Su instituto ha querido usarla para empezar a dar lecciones e información del colectivo LGTBI para que no vuelva a repetirse la situación. «La realidad es la que es. Por desgracia, esto no solo me pasa a mí, un adolescente de 15 años, sino que son muchas las personas que lo sufren día a día. Hoy yo me he roto por dentro, pero mañana podría ser un familiar, un conocido o incluso tú. No permitas que vaya más allá, no te sientas culpable y, sobre todo, quiérete más«.
Esta es una realidad que sufren muchos estudiantes todos los días en las aulas, y aunque este chico no cree que vaya a dejar de haber conflicto, desea que haya un cambio real, al menos, en su instituto. «Yo creo que todavía es pronto para ver si me tratan mejor, pero sí es cierto que la carta ha tenido un buen recibimiento«, afirma.
Él siempre ha contado con el apoyo de su familia y amigos, otros no tienen tanta suerte. Comenta que le han llegado numerosos mensajes de apoyo dándole por redes sociales mostrándole cariño. «Lo he gestionado bien gracias al apoyo de mi familia, amigos y mis profesores que me han ayudado y dado consejos. Sé que haberme expuesto tanto es peligroso, pero me resulta reconfortante saber que escribiendo esa carta he podido ayudar a otras personas«.
Si estás sufriendo cualquier tipo de violencia, tienes que ser consciente de que no estás solo. Pide ayuda, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarte.