Capítulo 54
“Renunciar al sexo”
Si tuviera que escoger, escogería dejar de ponerme cachondo, sin ninguna duda. No necesitar el sexo nunca más.
Me lo preguntan como un juego, ¿si tuvieras que escoger renunciarías a comer, cagar, dormir o follar? Creo que dormir y comer te quitan mucho tiempo, pero menudo placer. Cagar no tanto, aunque en ciertos sitios y ocasiones es tan incómodo que sería una buena opción. Pero lo que ha conducido mi vida por malos y peores caminos, siempre, han sido las ganas de correrme.
Lo firmaría ya, ahora mismo, ¡dadme un bolígrafo! No volver a acostarme a las seis de la mañana mirando las apps, no necesitar pasarme las noches de fiesta mirando a mi alrededor por si se acerca alguien o no, dejar de tomar malas decisiones por querer gustarle a un chico o que se fije en mí. Ignorar a los tíos, sus juegos, sus trucos, que no me hagan falta nunca más. Ser asexual y presentarme así, como una persona a la que no le interesa tu físico, tus abdominales, tus brazos o tu rabo, el tiempo que aguantes follándome sin correrte, lo que te guste dominar o tus morbos. Que me de igual tu rol, si te gusta la lluvia dorada, el scat o meter puños por el culo. Que me de igual si quieres que me haga un trío contigo y otro más, o si quieres que nos vayamos juntos a la sauna. Que los días y las noches empiecen y acaben con mis amigos, que se terminen cuando los pies no puedan más, cuando los ojos se cierren solos. Que la música no se vea interrumpida por ninguna mirada, por ningún roce, por ninguna palabra al oído ni ningún chupito de invitación. Que el baño turco me abra solo los poros, y el jacuzzi no se mueva más que por sus burbujas. Que deje de preocuparme por mi aspecto antes de salir, por si me he depilado, por si me he hecho la lavativa, por si necesito comprar condones, lubricante, popper o mefe. Ninguna visita más al médico una vez al año con miedo, con preocupación.
Saber, tener la certeza, la esperanza, de que no voy a sufrir por nadie más. Pero, ¿eso irá así? Aunque no te interese el sexo, aunque no te pongas cachondo, supongo que te seguirán gustando las personas. Las personas de verdad, por cómo son y por cómo te tratan fuera de la cama. Porque seguro que te puedes enamorar sin sexo, sin contacto físico. Y entonces… ¿serviría de algo? No follaría, pero seguiría pendiente de si esa persona me quiere o no. No me correría, pero seguiría pendiente de si le escriben otros, de si habla con alguien más. ¿Nos daríamos besos? ¿Dormiríamos abrazados? Aunque… no sé si sería igual de divertido.
Entonces, puede que el problema no sea el sexo. No tengo que escoger no necesitar follar nunca más. Escogería no necesitar a alguien, no enamorarme, no tener sentimientos hacia otras personas que no sean mi familia o mis amigos. Escogería no tener miedo a estar solo, dejar de pensar que soy una naranja incompleta. Pero hay un problema, y es que para eso tendría también que olvidar todo lo que he vivido hasta ahora con otras personas, porque si no lo echaría de menos. Todas las veces que me he enamorado, los momentos más felices y más tristes de mi vida. Porque enamorarse es eso, los dos extremos, y estar dispuesto a sufrir porque la recompensa cuando estás bien es lo mejor que te puede pasar. Seguiría extrañando a una persona con la que compartir esos momentos tan íntimos, tan intensos, que desde luego superan el comer, dormir y cagar.
No, no puedes renunciar a nada de eso. Tendríamos que renunciar también a todos los pequeños detalles que pueden ir desde cagarte vivo en el camping de un festival a quedarte dormido en el metro volviendo a casa, y las risas contándoselo luego a los amigos. A las veces que la casualidad te ha traído a alguien y ha sido el sexo lo que os ha unido, renunciar a las caricias en la cara mientras miras a alguien que te acaba de hacer disfrutar.
Porque no se puede renunciar a ser humano, a tener esa necesidad a equivocarte, a arriesgarte porque el precio es alto y el premio es aún más. Y aunque sepas que puede que te vuelvas a romper, que puede que vuelvas a caer hasta lo más bajo, donde ya has estado, y sabes que te sientes fatal y que no quieres volver ahí por nada del mundo, aun así, lo vas a volver a intentar, vas a volver a probar, porque no puedes renunciar a ello, porque no puedes escoger entre una de esas cosas, porque me gusta estar solo pero me gustaba también estar contigo y quiero volver a intentarlo. Y aunque ya haya decidido que me voy de esta ciudad en unos meses, necesito acariciarte ese lunar una vez más, solo una vez más.
Y puede que todo esto sea una excusa para mí mismo, porque vuelvo a encender mi móvil y a buscar su foto. Y llevo unos días pensándolo pero lo voy a hacer, sí, tengo que hacerlo. Tengo ganas y ya no me puedo aguantar, y esas ganas siempre me traen problemas, siempre, pero le quiero escribir, y lo voy a hacer. No creo que pudiera renunciar al sexo, no creo que pudiera renunciar a estar con alguien como estuve con X, con esa intensidad, con ese fuego. Y por eso le voy a volver a escribir.
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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FOTO: WHEREISLUCASTODAY