Capítulo 57
“Había olvidado lo caliente que estás”
(X)
Había olvidado lo maniático que eres en tu coche, cómo me regañas para que no pise el asiento y lo fácil que es picarte para que tengas que agarrarme de la rodilla y la empujes hacia abajo.
Había olvidado la forma en la que te quedas mirándome, la sonrisilla de tonto que se te pone mientras luchas por seguir atento a la carretera. Esa sonrisa, eres el chico de la sonrisa eterna.
No necesitabas que te pidiera perdón, ya lo hice aquella última vez en un chill. Necesitabas que supiera cómo te hice sentir, y te entiendo. Ojalá yo pudiera explicarte también lo mal que lo pasé, cómo fue para mí, pero una vez más prefiero callarme todo aquello y que se quede conmigo. No creas que yo no me arrepiento de algunas cosas, pero eso ya es pasado. ¿Podemos empezar de cero? Tu sonrisa me dice que sí.
Me cuentas que te vas, no era broma. No puedo describir lo que se ha roto dentro de mí cuando me lo has contado, cuando pienso que en unos meses ya no vas a estar cerca. Que otra vez mis planes de follarte todos los días se ven interrumpidos porque no me dejas.
Había olvidado tus ceniceros improvisados en tazas de café que contrastan con lo ordenado que tienes siempre el piso, lo bien que huele a ti aquí dentro. Había olvidado cómo se te nota en la cara que quieres chupármela, la manera en la que siempre empiezas tú, lo directo y morboso que eres.
Había olvidado tu hambre, la forma en la que me la agarras con la boca y me haces estremecerme hasta que no puedo aguantar más. Eres la persona que mejor me la ha chupado nunca. Te llevo a la cama y te ofreces a mí, había olvidado cómo se mueve tu culo mientras te quito la ropa interior. Cómo te oigo respirar contra las sábanas cada vez que te la rozo desde atrás.
Había olvidado lo caliente que estás por dentro, la forma en la que me dejas pasar sin ningún problema con cada pequeño golpe hasta que llego a besarte. Había olvidado la cara de morbo que se te pone cuando ya la tienes dentro, que me hace querer destrozarte y darte embestidas fuertes con todo el peso de mi cuerpo para que me pidas más. Cómo lo que más me pone es tu voz, que me hace ver que te encanta, que nadie te folla como lo hago yo.
Me haces explotar, estallas conmigo. Tumbados, nuestras manos se rozan encima del colchón mientras recuperamos la respiración. Echaba de menos tenerte tan cerca. Me quiero quedar, sonríes al decirme que sí.
Había olvidado el suavizante de tus sábanas, el calor de tu piel mientras te abrazo, la forma en la que me calienta algo más por dentro, cómo tu temperatura traspasa mi piel y me reconforta, la forma en la que tenerte así me hace sentirme bien, vivo, feliz. Había olvidado ese detalle; que siempre me das un beso en los brazos y me aprietas fuerte las dos manos antes de cerrar los ojos.
Lo que no puedo olvidar es que yo fui la razón por la que el chico de la sonrisa eterna dejó de sonreír. ¿Volverá a pasarnos? ¿Volveré a sentirme así de mal otra vez? ¿Merecen la pena estos meses si sabemos que te vas a ir? Te queda poco tiempo en la ciudad pero, si me dejas, quiero follarte todos los días hasta que te vayas. No puedo soltarte, no puedo. No puedo. No quiero apartar mis brazos de ti, no lo quiero volver a soportar. Ya la hemos liado, casi te había olvidado a ti y ahora lo acabo de recordar todo.
Había olvidado lo increíble que me siento cuando duermo contigo abrazado después de follarte.
‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz
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FOTO: CUENTASELOANTO