La práctica del chemsex va más allá de consumir alguna droga y tener sexo. Es una peligrosa dinámica, común entre hombres del colectivo LGTBIQ+, a la que la sociedad no presta atención y que puede llevarse vidas por delante. Dice el periodista Javi Giner –en un reciente artículo– que no sabe cómo hablar de esta pandemia que nos está destrozando, y el actor Avelino Piedad tiene en sus manos una manera de hacerlo: a través del teatro.
Él es el protagonista de El Gé, un monólogo escrito y dirigido por Emmanuel De Martino que sirve de espejo de esta realidad. Una obra que habla de sexo, de drogas, de amor, de miedos y de nuestra propia identidad, y que, vuelve al teatro en Madrid en el Teatro Nuevo Alcalá el martes 3 de diciembre con una función benéfica. La mitad de lo recaudado irá destinado al apoyo de personas en contextos de Chemsex problemático
SHANGAY ⇒ ¿Cómo estás?
AVELINO PIEDAD ⇒ Un poco nervioso, porque me importa mucho la obra y lo que tocame gustaría que llegara a la gente y sirviera, porque me parece importante.
SHANGAY ⇒ Pero en este regreso, cuentas con la seguridad de lo bien que funcionó hace un año…
AVELINO PIEDAD ⇒ Sí, tenemos la confianza de que toda la gente que la ha visto ha reaccionado guay, nos ha dado las gracias, me han llegado mensajes por Instagram con los que se me han saltado las lágrimas, gente muy agradecida de que se hable de algo que, o les toca directamente o a alguien que tienen cerca. Y esto a la vez supone que sienta más responsabilidad. Además, la obra coge esta vez un tono más maduro, conforme se profundiza en el tema, va cogiendo mayor peso, y eso genera más responsabilidad al contarlo.
SHANGAY ⇒ ¿Qué novedades hay en esta vuelta?
AVELINO PIEDAD ⇒ Al principio era un poco que Paco, el protagonista, había cerrado el chill y te contaba lo que había pasado. Ahora es más como que Paco quiere continuar ese chill con el público… Eso te hace más partícipe de la dinámica, de cómo se siente y huele eso, y qué implica para cada uno.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo llevas el estar solo en escena?
AVELINO PIEDAD ⇒ En escena estoy solo, pero luego tengo una compañía detrás indispensable, tanto del director y dramaturgo, que es Emmanuel De Martino, como de Marina, que me echa un cable tanto técnico como emocional, y Diego, que nos está ayudando un montón. Hacemos un equipo chulo, pero en cuanto empieza la obra en el escenario estoy yo solo. Eso tiene sus pros y contras. Tiene el contra de que es mía la responsabilidad, pero también tiene el pro de que solo depende de mí: yo me lo guiso y yo me lo como. Puedo ir testando al público, que además estamos en una sala pequeña y la gente está cerca; voy remontando sobre eso, y a mí me parece un trabajo muy bonito.
SHANGAY ⇒ ¿De qué manera nace El Gé?
AVELINO PIEDAD ⇒ Eso tendrías que preguntárselo a Emmanuel, pero entiendo que debió de ser algo parecido a lo que me pasó a mí. Venir a Madrid y descubrir una capital grande con mucha vida gay, y ver el fenómeno del chemsex que, cuando menos, te llama la atención. A mí, cuando vine, me impactó porque es una dinámica muy concreta y muy poderosa. Y claro, como artistas sentimos el impulso de reflejarlo, de contarlo.
SHANGAY ⇒ ¿Es complejo plasmar esa realidad?
AVELINO PIEDAD ⇒ Compleja es la palabra… Uno de los grandes retos para mí como actor, y creo que también para Emmanuel como director y escritor, es tratar de hacer un espejo para enseñarle esta realidad a la gente, para que lo vea o se sientan reflejados o interpelados, sin emitir demasiado juicio o moralina. Hay cosas que se cuentan que son duras e impactantes, y para mí es complicado representarlas y que aun así puedas seguir empatizando conmigo sin que parezca una cosa alejadísima o un monstruo. Es muy complejo, pero es lo que lo hace precisamente súper interesante como actor y como persona del colectivo LGTBIQ+.
SHANGAY ⇒ No imponéis ningún discurso…
AVELINO PIEDAD ⇒ Nuestra intención nunca fue la de decir qué hay que hacer con el chemsex. Es más intentar mostrar lo que es, todos los claroscuros, las motivaciones que se pueden tener, las más superficiales, las más profundas. Por eso es una obra que acaba conectando con mucha gente, incluso mujeres que no han visto nunca este mundo o sus novios heteros. Porque la obra arranca con todo lo que el chemsex y su dinámica implican y acaba llegando a cosas más universales que llegan a cualquiera. Y ahí está el valor, que alguien pueda conectar con lo humano que hay en eso y sepa que está ahí, y se puede ayudar y comprender. Generar empatía con eso que está pasando y no verlo como un delirio.
SHANGAY ⇒ Sin embargo, el colectivo LGTBIQ+ sigue sufriendo el estigma de la sociedad. Basta con echar un vistazo a cómo los medios han tratado los casos de viruela del mono…
AVELINO PIEDAD ⇒ Es terrorífico. Por un lado es claramente homófobo, y por otro lado se ve la necesidad que tienen las personas que viven en algún privilegio de intentar agarrarse a él para seguir tranquilas. Surge esta viruela después de dos años de pandemia y enseguida quieren encasillarla, que no les toque a ellos. Yo, que estudié biología e hice un trabajo específico sobre el VIH, sigo viendo cómo no nos enteramos de que la ciencia jamás te dice que una enfermedad distinga nada ni entienda nada de conceptos humanos. Si eres persona, te puede tocar.
SHANGAY ⇒ ¿Surge la dinámica del chemsex de la ausencia de respuestas a problemas a los que la sociedad aparta la mirada?
AVELINO PIEDAD ⇒ En la obra hay un momento que me encanta y trata sobre el equilibrio entre el orden, la razón, la responsabilidad, el trabajo… y la diversión, el desfogue. Y cómo el sistema no cuida mucho esto. Una vida de mierda, o unas condiciones de mierda en el trabajo, no te ayudan a que, cuando llegue el fin de semana, quieras tener todo bajo control. A lo mejor quieres mandarlo todo a la mierda. Ahí está el mundo del adicto funcional, y eso es tremendo, no hay que perder un trabajo y vivir con cuatro cartones en un banco para empezar a hablar de adicción, y no siempre tener tu vida laboral controlada y seguir siendo funcional para el sistema es señal de que estás bien. Y el sistema jamás se va a preocupar por eso, lo hará tu círculo cercano.
SHANGAY ⇒ Hace tan solo unos días, Isabel Díaz Ayuso declaraba en una entrevista que «las drogas no son más que una basura tóxica que nos están vendiendo, para que luego te vendan a su vez la salud mental»…
AVELINO PIEDAD ⇒ A mí las personas que dan más risa que miedo, cuando debería ser al contrario, me dan mucho pánico. Me parece tremendo. Son disparates y delirios y no dan el miedo que deberían.
SHANGAY ⇒ ¿Te da miedo el mañana?
AVELINO PIEDAD ⇒ A una parte de mí sí, pero no por estos resurgimientos de ciertos partidos que es algo que me ocupa, más que me preocupa. El problema es que hay ciertas personalidades que no dan el respeto que merecen, sino que se acaban convirtiendo en personajes de risa, memes maravillosos que hasta yo uso. Y la responsabilidad es mayor.
SHANGAY ⇒ Más allá de en obras como El Gé, sueles utilizar tus redes para defender luchas como la del colectivo LGTBIQ+. ¿Sientes la responsabilidad de hacerlo?
AVELINO PIEDAD ⇒ Este es el tema crucial ahora mismo de mi vida en redes. Al principio no sentía tanto la responsabilidad, también porque era menos conocido. No es una obligación lo que siento, lo hago porque me nace, me fascina mi propia comunidad, la LGTBIQ+ entera y la G en concreto, que es lo que vivo en primera persona. Me fascina a nivel antropológico, me siento a mirarnos. Ya por ahí arranco a hablar en un vídeo. Pero poco a poco sí vi, sobre todo por mensajes que recibía de gente que me hablaba de cómo le había ayudado, que eso conlleva responsabilidad. Ahora pienso mucho en qué comparto, qué no comparto, de qué hablo y de qué no, y me echo mucho más atrás a la hora de hablar o no de ciertas cosas.
SHANGAY ⇒ ¿Por miedo a rechazo?
AVELINO PIEDAD ⇒ No, pero pienso en qué puedo ayudar, en qué no, porque si empiezas a compartir stories de todo lo que creas que tienes que apoyar, aquello se colapsa, no funciona para nada. Tienes que elegir, y elegir siempre es cerrar una puerta para abrir otra, y tienes que rechazar unas causas por otras, y a mí decidir se me da fatal… Creo que la mejor manera de gestionarlo es hacer lo que te nazca y te importa, con responsabilidad, dilo y p’alante. Y como la vas a cagar, porque seguro que lo haces, luego rectificas. A mí me ha pasado muchas veces, me han hecho ver cosas que he dicho algo mal en mis vídeos, y luego he hablado sobre el tema diciendo que he aprendido mucho del feedback que me llega… Estoy en esa dicotomía todo el tiempo, entre lo que quiero decir y cómo hacerlo.
fotos: MIGUELANGELFERNANDEZPHOTO.COM
la obra el gé se representa cada jueves, hasta el 24 de noviembre, en la escalera de jacob de madrid