Enric Ribes, director de 'Cantando en las azoteas': "Es triste que el travestismo haya llegado a considerarse cutre"

El documental 'Cantando en las azoteas', a través del personaje de Gilda Love, realiza un auténtico homenaje al transformismo de los años 70 en Barcelona.

Enric Ribes, director de 'Cantando en las azoteas': "Es triste que el travestismo haya llegado a considerarse cutre"
1 julio, 2022
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Enric Ribes solo tiene palabras de cariño para referirse a Gilda Love, a quien define como lo poco que queda de esa Barcelona canalla, construida sobre la influencia de las folklóricas españolas y las divas del Hollywood clásico.

De manera genuina, Ribes transmite toda la humanidad y sensibilidad que encarna Gilda Love centrándose en esa personalidad mágica –que asocia con el espíritu del barrio barcelonés de El Raval– de aparentar ser una cosa y en realidad ser otra, sin necesidad de dejar de ser ninguna de las dos.

Considera a Gilda una actriz nata que muestra las luces y sombras que conlleva ser artista: brillar sobre el escenario y sufrir en los camerinos. Y todo esto se percibe cuando uno ve Cantando en las azoteas.

Enric Ribes, director de 'Cantando en las azoteas': "Es triste que el travestismo haya llegado a considerarse cutre"

Foto: Jorge Fuembuena

SHANGAY ⇒ ¿Cuándo llega a tu vida el personaje de Gilda Love?
ENRIC RIBES ⇒ Hace siete años. Hicimos una pequeña pieza documental, también llamada Cantando en las azoteas, para la revista Nowness. Hablaba más del tema del background vital, de sus experiencias. Por ejemplo, cuando estuvo en el ejército de paracaidista y sus aventuras en general. Dicen que es una antesala del proyecto, pero no tiene nada que ver. Ambas piezas, aunque guarden una relación entre sí, no están creadas con los mismos objetivos ni de la misma manera. Nunca pensé que a raíz de esto se desarrollase una amistad con ella, pero es cierto que la película nos ha unido, y ahora Gilda es una persona que forma parte de mi vida.

«El Raval desaparecerá cuando desaparezca Gilda»

SHANGAY ⇒ ¿Qué viste en Gilda Love para querer hacerla protagonista de tu obra?
ENRIC RIBES ⇒ Gilda es un personaje muy especial, casi como un personaje de novela. Ese tipo de personaje canalla que ya no existe, porque han desaparecido, y Gilda se puede considerar la última en su especie. Puede llegar a representar una figura quijotesca, esa parte de vivir en el pasado, en el glamour del Hollywood clásico. Ella elabora en sí misma esa fantasía de ser Rita Hayworth o Ava Gardner. También quise recuperar ese punto folklórico del que bebían todas las transformistas de su época, que al parecer ya se ha perdido. Su personaje es fascinante, por la forma de narrar, por su humor pasado de vueltas… Se merecía una gran obra, no quedarse solo en el corto inicial que hicimos. Gilda es una actriz en su día a día.

SHANGAY ⇒ ¿Cómo recuerdas las horas de grabación con ella?
ENRIC RIBES ⇒ Muy divertidas. Veníamos de un confinamiento largo y fue lo primero que pudimos hacer, aunque se rodó en pandemia. Éramos un equipo pequeño que se adaptaba más a Gilda que Gilda a nosotros; ella fluía en el ser y nosotros intentábamos adaptarnos, aunque eso lo sabíamos desde el principio. Es cierto que la pandemia estaba mucho más presente en ese momento y que las escenas se redujeron mucho a los interiores, algo que solapaba con el estilo de vida de Gilda, que al fin y al cabo es una persona de 96 años y, si no fuese por la niña, no hace mucha vida en el exterior.

Un punto importante fue que, durante el rodaje, Gilda perdió su casa y tuvimos que reconstruir el escenario del piso de El Raval, de manera que el piso también se convirtió un personaje dentro del documental.

«Al transformismo nunca se le ha dado el papel que merece»

SHANGAY ⇒ ¿Decidiste que el documental debía girar entorno a Gilda y Chloe o fue una casualidad?
ENRIC RIBES ⇒ Desde el principio teníamos pautado que el documental pivotaría entre estos dos personajes. Es cierto que a la niña, Chloe, la escogimos de una edad tan corta (2 años) con la intención de que no requiriera guion. No tiene un papel de coprotagonista, sino que acompaña a Gilda y hace crecer su personaje. Pero desde el inicio estaba en guion esta dualidad de personajes.

Enric Ribes, director de 'Cantando en las azoteas': "Es triste que el travestismo haya llegado a considerarse cutre"

SHANGAY ⇒ ¿Cómo ha sido la acogida de tu obra entre las personas del colectivo LGTB+?
ENRIC RIBES ⇒ Está en proceso de ver el feedback, pero de momento todos los pases han resultado positivos. Ayer comentaban que se trata de un proyecto sutil, para nada panfletario. El personaje de Gilda fluye y no necesita mucho adorno. Es lo que es y representa unos valores y una lucha con la que creo que cualquiera se puede sentir vinculado. Es ese sentimiento de no bajar la cabeza, de seguir adelante. Además, al mundo del transformismo nunca se le ha dado el papel que se le tendría que haber dado, se ha llevado más por el lado del divertimento, y no es así. Han sido personas muy valientes en los años más duros, y es ahora cuando se está rindiendo este tributo.

Hay veces en la vida que las cosas llegan tarde, pero más vale que lleguen a que no llegasen nunca. Es triste que el travestismo haya llegado, en algún momento, a considerarse cutre o ‘payasil’, pero ha cambiado y ahora es todo lo contrario. La sociedad ha sabido ver que esto no es así. Esta peli, sin querer ser una peli política, tiene implícito ese mensaje.

SHANGAY ⇒ ¿Cuál era tu objetivo cuando decidiste hacer este documental?
ENRIC RIBES ⇒ Hacer un proyecto para rendir tributo a este personaje, pero que fuese lo más humano y sensible posible. Seguimos la base poética de una obra de Federico García Lorca, La canción del mariquita, y a partir de ahí construimos todo, intentando reflejar la humanidad a través de la sensibilidad.

«Ha sido una lucha conseguir lo que hemos conseguido»

SHANGAY ⇒ ¿Qué papel tiene El Raval dentro de Cantando en las azoteas?
ENRIC RIBES ⇒ El Raval es Gilda. Ella representa esa magia que tiene el barrio, de parecer una cosa y ser otra. Hay muchas veces que se muestra la cara amarga del barrio, pero es cierto que El Raval tiene muchos puntos positivos: la lucha vecinal, la unión, la acogida a los de fuera… Siempre le ha dado a Barcelona un punto de libertad, sobre todo en los años 60 o 70. Era todo lo que en ese momento España no tenía, un lugar que iba un poco a su bola. Como Gilda, y todas las que en su momento fueron como ella, El Raval es un lugar que está en constante transformación y con una esencia que se acabará perdiendo. Para mí, desaparecerá cuando desaparezca Gilda.

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SHANGAY ⇒ ¿Has quedado satisfecho con el resultado?
ENRIC RIBES ⇒ Podría decir que sí. Es imposible quedar totalmente satisfecho, si esto fuese así me dedicaría a otra cosa. Siempre se pueden mejorar cosas, pero esta peli la hicimos con mucho cariño, y nunca me imaginé que llegaría a donde ha llegado, por lo que tengo que estar contento. Ha sido una lucha conseguir lo que hemos conseguido.

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