El pequeño pueblo de Vivares, en Badajoz, de solo 700 habitantes según el último dato del INE (Instituto Nacional de Estadística), ilumina cada noche la torre de su iglesia con los colores de la bandera arcoíris. Villares es uno de esos pueblos que nacieron durante el franquismo como consecuencia del Plan Badajoz, destinado a desarrollar las zonas rurales de la provincia extremeña por las que pasa el río Guadiana.
Su alcalde, el socialista Jairo Pino, declara para elDiario.es que tenía en mente desde hacía tiempo instalar un sistema de iluminación en alguno de los edificios del pueblo para conmemorar los días especiales. Finalmente, la construcción escogida fue el campanario de su iglesia. Esto fue posible debido a que los edificios eclesiásticos están cedidos al Ayuntamiento hasta 2029, a cambio de que este se haga cargo del mantenimiento.
La primera fecha elegida para iluminar su iglesia fue la semana del Orgullo. El alcalde explicaba que “en Vivares apostamos por el reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI y sabemos que aún queda mucho por hacer”. De hecho, el pueblo pertenece a la Red Extremeña de Pueblos Contra la Homofobia y la Transfobia, iniciativa impulsada por la Fundación Triángulo, histórica en la lucha por los derechos LGTBIQ+ en Extremadura y en toda España.
El 28 de junio se proyectó en la plaza del pueblo Una mujer fantástica, película chilena ganadora del Óscar a mejor película de habla no inglesa en 2017. La cinta sigue a Marina, una mujer trans, después de que su novio muere de un aneurisma cerebral.
A pesar del compromiso del alcalde y los vecinos, las quejas de la Diócesis de Plasencia, a la que pertenece Vivares, no tardaron en llegar. La Diócesis argumentó que debían haberlo consultado antes con ellos, pero ahí quedó todo.