Hace unas semanas la población de Singapur retomó las conversaciones para derogar la Sección 377A de su Código Penal. Esta ley colonial criminaliza las relaciones sexuales entre hombres.
«Es lo correcto, y algo que la mayoría de singapurenses quieren», comentó Lee Hsien Loong, primer ministro de la República. «Las personas gays son cada vez más aceptadas, y derogar la ley va en línea con los valores de la sociedad actuales«, añadió.
Las conversaciones se han producido entre el Gobierno, activistas LGTBIQ+ y la Iglesia católica. “El matrimonio es entre un hombre y una mujer. El éxito del matrimonio radica en que este pueda procrear“, reza el comunicado de la Archidiócesis de Singapur. “Sin embargo, respetamos la dignidad de las personas LGTBQ. Pero ellos también tienen que respetar nuestro derecho a mantener el matrimonio tal y como está. Y también el hecho de que una familia está compuesta por un padre, una madre y sus hijos”.
La Iglesia católica también expresó sus preocupaciones ante la derogación de la Sección 377A. “Nuestra principal demanda es que el matrimonio entre un hombre y una mujer se salvaguarde. También que se incluya en la Constitución de nuestro país como la estructura natural de la sociedad humana”, sentenciaron.
No es la primera vez que distintos grupos sociales presionan para que el Gobierno elimine la ley. En 2014, estas peticiones fracasaron después de que el Tribunal Supremo de Singapur calificara la demanda como un “asunto constitucional”. Hay que resaltar que dicha ley no se aplica desde hace diez años.
«Por fin lo hemos conseguido. Estamos eufóricos por que esta ley discriminatoria y anticuada por fin vaya a desaparecer. Hemos tardado mucho, pero estamos muy felices», ha comentado el activista Johnson Ong a la BBC.
Cada vez son más los países del sureste asiático que avanzan en normativa LGTBI. En 2019, Taiwán fue el primer país de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Este año, es Tailandia quien ha hecho más avances en este sentido. Según reportaba la Agencia EFE, un proyecto de ley de matrimonio igualitario, presentado por el partido opositor Move Forward, fue aprobado en el Parlamento. Paralelamente, la coalición gobernante, más conservadora, presentó un proyecto de ley para la unión civil, en la que se omite la palabra “matrimonio”.
Ambos proyectos deben ser ratificados por la Cámara Baja antes de pasar por el Senado, y recibir el visto bueno del Tribunal Constitucional para, finalmente, convertirse en ley.