Reunirnos con Rozalén ya es como sentirnos un poco en casa. Pero en esta ocasión se suma a nuestro encuentro el artista asturiano Rodrigo Cuevas.
Nada más llegar, comienzan a discutir acerca de quién debería cambiar las fechas de los festivales que ambos organizan cada verano (Leturalma en Letur y Una señora fiesta en Vegarrionda), para así poder participar cada uno en el del otro. Un debate entre risas que, lejos de suponer un enfrentamiento, pone en evidencia la complicidad que hay entre los dos.
Los dos comparten el amor por el folclore, por la naturaleza y parece que también por la sidra. «La sidra nos unió», explican entre risas. Fruto de esta amistad nació Te quiero porque te quiero, un fandango que bebe de la tradición manchega, andaluza y asturiana, y que forma parte de Matriz, el nuevo disco de Rozalén, donde baja hasta la raíz para hacer un recorrido por las culturas que conforman nuestro país, tan diferentes y tan enriquecedoras.
Ella, aunque cansada, está muy ilusionada con este curioso y emotivo nuevo trabajo. «La semana pasada estuve mala, llegaba de Latinoamérica, estuve firmando 1300 discos, y no he terminado de recuperarme. Pero, tengo tantas ganas de contar todo lo que hay detrás de este disco, que estoy muy contenta. Además, también está cerca el descanso que llevo doce años diciéndole a todo el mundo que me tomaré».
SHANGAY ⇒ ¿Vas a hacer un parón?
ROZALÉN ⇒ Seguiré componiendo, pero el año que viene será la primera vez que no hagamos gira por España. Pero no voy a desaparecer del planeta, lo siento pero no.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo se cuaja vuestra colaboración?
RODRIGO CUEVAS ⇒ María y yo nos conocimos casi por casualidad, en unos premios que le dieron a ella en Asturias unos días antes del confinamiento. Yo fui porque la quería conocer, evidentemente, la sigo desde hace muchos años y me encanta como artista, letrista, como música, como voz… Y aquel día congeniamos y canturreamos, nos lo pasamos bien, tomamos sidra… La sidra nos unió, es muy social.
ROZALÉN ⇒ Luego él me invitó a unos conciertos suyos en Barcelona, yo le invité al WiZink… Y allí recuerdo que la gente conectó mucho porque cantamos Rambalín –canción de Cuevas dedicada a Rambal, transformista gijonés asesinado en 1976– justo cuando ocurrió el asesinato de Samuel en Coruña; fue muy emocionante.
SHANGAY ⇒ Y decidisteis pasar al estudio…
RODRIGO CUEVAS ⇒ Teníamos la idea de hacer un pasodoble, así que se vino a Asturias para pasar unos días encerrados y componiendo.
ROZALÉN ⇒ Pero me metió en una sidrería a las 3 de la tarde y salimos a las 6 de la mañana. Y el pasodoble no llegó, pero sí hablamos de estos fandangos, y empezamos a jugar con las melodías, todo surgió muy fácil.
SHANGAY ⇒ Rozalén, ¿tuviste claro que Rodrigo tenía que estar en Matriz?
ROZALÉN ⇒ Mi idea inicial era hacer canciones de siempre yo solica, pero la primera canción que empecé a hacer del disco fue la de Tanxugueiras, y me pareció interesante que, si quería tocar muchos territorios, hacerlo de la mano de gente de allí. Y claro, Rodrigo, como referente del folclore y de mil cosas más en España, no podía faltar. En este disco hay muchos artistas que son mis favoritos, como Silvia Pérez Cruz (no me atrevía a pedirle que cantáramos juntas una canción en catalán, pensaba que me iba a decir que no). También están Fetén Fetén, Eliseo Parra… Son todos amigos y gente que admiro mucho.
SHANGAY ⇒ ¿En algún momento temiste que se te considerase intrusa en otras culturas?
ROZALÉN ⇒ Tenía miedo de que me llamaran intrusista, pero no es la primera vez que canto en esas lenguas, y siempre lo he hecho estudiando muchísimo, y de la mano de gente experta. Por ejemplo, la canción más arriesgada para mí ha sido la que canto en euskera, y os podría enseñar muchos audios de profesores de filología euskaldun explicándome la diferencia entre la ts y la tx…, que además yo las oigo igual [risas], me he vuelto loca con eso. Entonces, como hay un respeto y creo que se nota, no me han juzgado.
SHANGAY ⇒ ¿Qué os une a vosotros dos?
RODRIGO CUEVAS ⇒ El amor por lo comunitario. Ella apela a eso todo el rato, a la comunidad, la familia, las relaciones con las personas. A mí también es lo que más me mueve.
ROZALÉN ⇒ Una de las cosas que más me impactaron de Rodrigo fue su casa. Yo siento que necesito vivir cada vez más parecido a como lo hacía mi abuela, aunque yo tengo calefacción. Pero es que Rodrigo tiene una cocina de leña, que yo nunca había visto ninguna, y le hacía preguntas como «¿y si le quieres dar más fuerza?», y él me decía, «pues echo más leña». ¡Hasta tiene un estropajo hecho de calabacín seco! Se ha pasado el juego.
SHANGAY ⇒ ¿Se puede compaginar ese estilo de vida con hacer carrera en la música?
ROZALÉN ⇒ Yo es que vivo a 35 minutos de Madrid, estoy en todo el meollo. Pero para llegar a su casa… Él es un valiente.
RODRIGO CUEVAS ⇒ Pero es que para mí lo natural es vivir así, es lo que me alimenta mi parte creativa, y es coherente con lo que hago. No tendría sentido que hiciera lo que hago desde Madrid.
SHANGAY ⇒ Este amor por la tradición y la patria dista mucho de la idea que se vende desde un sector más conservador…
ROZALÉN ⇒ Eso puede que esté cambiando. Nadie habría pensado que nos sentimos patriotas, pero la patria es el amor a tu tierra, y nosotros queremos muy bien a nuestros rincones.
RODRIGO CUEVAS ⇒ Yo no amo la tradición porque sea tradición, lo tradicional en sí mismo no tiene valor por el hecho de serlo, igual puede ser una mierda. De hecho, hay tradiciones que son una mierda. Pero sí hay cosas tradicionales que tienen mucho valor literario, artístico, como la poesía popular, la lírica popular… que me parecen de las más perfectas. No encuentro ningún poeta que me conmueva tanto como Lorca o Miguel Hernández. Por esas cosas me gusta la tradición.
SHANGAY ⇒ También habéis llevado este folclore, propio de unas estructuras más patriarcales, al feminismo o a lo queer…
ROZALÉN ⇒ No somos los primeros en hacerlo. Igual que hay letras machistas en el folclore, hay otras que son divertidísimas, con mensajes de mujeres fuertes, hay mucha inteligencia y mucha modernidad en lo de antes. No sé cómo era respecto al colectivo LGTBI.
RODRIGO CUEVAS ⇒ Había muy poco en el sentido explícito. Pero estoy seguro de que los hombres gais utilizaban ese amaneramiento o esa pluma como un arma de personalidad. Como Miguel de Molina, que lo utilizó como una forma de destacarse como artista. Siempre hay subterfugios.
SHANGAY ⇒ En contra de lo que llevamos años viendo en las noticias, las diferencias culturales de nuestro país, lejos de enfrentarnos, nos enriquecen…
ROZALÉN ⇒ ¿Ves? Nadie pensaría que una de Albacete iba a acabar cantando en euskera o en galego [risas]. Es un ejemplo de que se puede, y es algo que, más que separar, une tanto a tantos lugares… Llevo dos días recibiendo un montón de mensajes en euskera, palpando de verdad la emoción. Ahora me van a abrazar más cuando vaya, estoy convencida. Es un yo te doy y tú me das. Además es que te abre la mente y el alma de una manera… Yo, de repente, puedo entender el dolor de lo que pasa en el mar en Galicia, hay conceptos que existen en euskera y catalán que no existen en castellano, eso es sumar, enriquecer… Hay cosas que para mí son tan lógicas y tan de sentido común que me parece imposible que alguien las vea como un problema.
SHANGAY ⇒ Al recuperar nuestras raíces, siempre hay un sentimiento de nostalgia. Este ejercicio de recuperar la memoria de los que ya no están, ¿se hace duro?
ROZALÉN ⇒ Yo voy a peor, no sé cómo voy a acabar porque llevo unos años en los que me parece que la vida es toda infancia, y estoy jodida. Supongo que vendrán otros momentos muy felices en mi vida, por favor, pero cuando una crece y ve que solo tiene responsabilidades, que descubres que el ser humano es bastante mediocre muchas veces, dices «qué a gusto estaba yo en el pueblo», cuando todos vivían, cuando estaban mis abuelos, y yo era tan feliz pasando horas en silencio, escuchando a los señores mayores bordando un cojín y comiendo un bocadillo de salchichón y jugando con los gatos… Echo tanto de menos eso.
RODRIGO CUEVAS ⇒ Pues yo hace poco me reuní con unas amigas de cuando vivía en Galicia hace años, y hablamos de si volveríamos a algún momento pasado de nuestra vida, y creo que me quedo donde estoy.
SHANGAY ⇒ ¿Se aprende a echar de menos?
ROZALÉN ⇒ Yo siempre me meto en berenjenales, y este año, al sacar la canción sobre el suicidio, volví otra vez a la psicología para hablar de la depresión, y la frase que mejor resume para mí la canción es «la ilusión puede volver, distinta, pero puede volver». Ante las desgracias que te pasan en la vida, es cierto que hay cosas que no van a volver: mi padre no va a volver, ni mi infancia, no va a volver que yo vuelva a Letur y pase desapercibida, y hay que aceptarlo. Pero ahora tengo unos sobrinos increíbles, y a lo mejor el día de mañana hago otra cosa que me llene de ilusión. Siempre en la vida van a venir cosas, proyectos y personas que te van a devolver la ilusión, y ahí es donde hay que poner el foco. No hay que mentir, pero la ilusión puede volver siempre.
SHANGAY ⇒ ¿Cuesta cantar folclore tradicional y mantenerse en la industria musical?
ROZALÉN ⇒ Vamos a ver qué pasa, si me hundo en la miseria, tienes la respuesta [risas]. La verdad es que no he pensado en absoluto en eso. Sentía que tenía que hacerlo, y sí es verdad que hubo gente que me decía que esta música no es internacional, pero creo que el folclore nos emociona a todos, igual que nosotros admiramos a Chavela Vargas, Violeta Parra, Víctor Jara…, artistas que a mí me emocionan muchísimo. Ahí hay algo tan de verdad y que ha existido siempre, que me niego a pensar que eso no va a trascender.
RODRIGO CUEVAS ⇒ La industria siempre va a ir detrás de lo auténtico, y este disco va a ser un éxito.
SHANGAY ⇒ Rozalén, se cumplen diez años de tu primer disco. ¿Qué tienes pensado hacer ahora?
ROZALÉN ⇒ Me hace gracia porque últimamente me tratan como consolidada. Chavalas que solo tienen un par de años menos que yo me tratan como leyenda, y yo me siento una recién llegada… Ahora tengo que descansar y digerir, pero no me retiro, es un proceso natural de descansar. Y también tengo que componer, que ya tengo algunas canciones.
SHANGAY ⇒ ¿Hacia dónde quieres ir en este nuevo trabajo?
ROZALÉN ⇒ Supongo que será una mezcla, como los últimos discos. Tengo muchas ganas de juntarme con gente de Latinoamérica que me mola mucho. Los sonidos electrónicos modernos también me gustan… Entonces, lo que se me ponga delante.
SHANGAY ⇒ ¿Y tú, Rodrigo?
ROZALÉN ⇒ Estoy grabando ahora disco, en el proceso de componer. Yo siempre hice música tradicional y me negué a escribir, no sé por qué, y últimamente me está atrayendo lo de escribir. Al final te cansas de estar buscando siempre algo que podría hacer yo. Además, a mí me gusta jugar con que no se sepa qué es lo que yo escribo y qué es lo tradicional, porque así es como lo hacían las señoras, y así me convierto un poco en señora [risas]. Así que ahora voy a grabar el disco a Puerto Rico, con Eduardo Cabra (Calle 13), y lo sacaré el año que viene, no sé cuándo. Y espero que no sea un petardazo, porque no quiero ser famoso.
el álbum matriz de Rozalén está editado por Sony Music Spain.
rozalén actúa el 12 y 13 de diciembre en el teatro de la zarzuela de madrid, y el 22 de diciembre en el Palau de la musica catalana de Barcelona.