José Fley: "Vivir con el VIH hoy es tomarte una pastilla, pero seguimos encontrando una muerte social"

Temas: Estigma, Orgullo, VIH

Se han cumplido cuarenta años del primer caso de sida en España. Entonces, ese acrónimo equivalía a una condena a muerte. Tras décadas de avances médicos, hoy en día una persona con el VIH puede disfrutar de una vida completamente normal, fruto de una ardua lucha que conoce bien José Fley, activista VIH+. “Yo recibí el diagnóstico en 2016, y a partir de ahí me informé en la entidad Adhara de Sevilla, donde me ofrecieron la oportunidad de hacerlo visible”, y así comenzó su trayectoria en el activismo. “La mejor manera de luchar contra el VIH es ponerle rostro. No tiene por qué ser el mío, hay mil historias. Yo tengo la suerte de poder ser visible, pero conozco gente a la que ha echado de casa su familia, o han despedido en el trabajo… Siento la responsabilidad de hacer este trabajo”, nos cuenta.

A pesar de los avances, la primera barrera con la que nos encontramos es la ausencia de información acerca del virus u otras ITS. “Yo estudiaba Biología y ni siquiera sabía cómo se transmitía el virus, o lo que me parece más grave, no enseñamos cómo se vive con el VIH”, explica.

Y es que, a nivel social, es fuerte la sombra del estigma. “Ahora mismo, vivir con el VIH es tomarte una pastilla, estar pendiente de tu salud y ya está. Sin embargo, seguimos encontrando una muerte social, seguimos repitiendo los mantras de hace cuarenta años. Además, es una discriminación que suma: no solo soy una persona con el VIH, también soy homosexual, o trans, o trabajadora del sexo… Es absurdo que hace un año escucháramos en las calles de la capital ‘fuera sidosos de Madrid’, ¿en qué siglo estamos?”, denuncia Fley, que además enumera datos que evidencian la discriminación persistente.

“En el País Vasco, las personas con gérmenes, donde se incluye el VIH, no pueden ser peluqueros, por ejemplo. Y en Madrid no pueden ser taxistas. Mi pareja, por convivir conmigo, no puede donar sangre…”.

Su trabajo consiste en ayudar e informar a quien lo necesita, y educar para eliminar estos prejuicios. “El VIH continúa asociado a unos comportamientos que la sociedad considera amorales, como el sexo, drogarse o su vinculación con el colectivo gay. El VIH no discrimina como hacemos nosotros, ataca a quien sea”, sentencia.

Por poner un poco de luz, hablamos con Fley del primer Pride Positivo que se celebró hace unas semanas en Madrid. “Ha sido un placer poder estar ahí, encabezándolo con CESIDA. Además, participo en la obra Círculo rojo, donde a través de cuatro generaciones distintas con el VIH, vemos qué ha cambiado y qué no”, nos explica.

Es obligatorio preguntarle acerca de una posible cura, y Fley cree que la verá. “Es un virus muy jodido, muta a una velocidad muy rápida. Todavía no tenemos la tecnología para hacerla, pero llegará. Prefiero vivir en la esperanza”, afirma.

Sí apuesta antes por una vacuna (en la que participa España) que ya está en fase 3 y que ayudaría a erradicar el virus. Puestos a pedir un deseo para 2023, José Fley opta por “que la gente no juzgase tanto, es lo que nos impide ser felices y crear una sociedad mejor”.