A principios de los años 20, Federico García Lorca publicaba su Cancioncilla del primer deseo, en cuyos versos representaba las diferentes fases del amor. La sencillez y la calidez de la obra del poeta granadino sirve de referencia para la nueva obra que estrena el madrileño Teatro de la Abadía a finales de abril.
Se trata de Canción del primer deseo, un texto del dramaturgo australiano Andrew Bovell que nace de un trabajo colaborativo junto a Julián Fuentes Reta, director de la pieza en la capital, y Jorge Muriel, traductor de la misma al castellano. El fruto de esta unión, que ha ocupado varios años en la trayectoria de los artistas, ha sido una trilogía que comenzaba con Cuando deje de llover, continuaba con Las cosas que sé que son verdad (que le valió un premio a Verónica Forqué por su interpretación, y que próximamente contará con una versión en formato serie para Prime Video con Nicole Kidman como protagonista) y culmina con esta nueva obra.
Un trabajo que se ancla en tres momentos de la historia de nuestro país: viajamos hasta 1942, 1968 y el presente. Los creadores de la pieza se han basado en testimonios reales, en historias de sus artífices, de la sociedad española y, sobre todo, de nuestros mayores. Una red de recuerdos que, al representarse, dejan la sensación de que, desgraciadamente, se parecen mucho entre sí…
Esa era la intención de Bovell, que ha tejido aquí una historia transgeneracional, aunque ficticia, desde la cercanía de nuestra memoria y la distancia suficiente para no tratarla con partidismo, evitando todos los ajustes de cuentas o heridas que puedan venir a la cabeza. Lo que sí se plasma en este texto es un retrato sobre la guerra que partió el país en dos, nuestra colonización, el rapto, la esperanza, la raíz y el futuro.
Y es que, si algo tenemos claro, es que nuestra tierra, en muchas ocasiones vaciada, está sembrada de historias interesantes y emocionantes que beben del olvido; y es importante recuperarlas para que formen parte de nuestro ADN. Porque no hay nada como conocer nuestro pasado para construir un futuro mejor. Y tampoco hay nada mejor que las tablas de un teatro para llevar a cabo este cometido. Algo que saben muy bien los componentes de esta compañía que nos ha traído la trilogía de trabajos junto al dramaturgo Andrew Bovell, con varios premios a sus espaldas que dan buena fe de la eficacia sobre el escenario de este equipo.