Mientras esperamos a que alguna plataforma se atreva a lanzar un reality de parejas en donde la presencia LGTBIQ+ no sea simplemente testimonial, o para ‘cumplir el cupo»‘, te animamos a que te dejes seducir por Falso amor.
Falso amor es el nuevo placer culpable de Netflix, perfecto para echarte la siesta, y te interesará porque han contado con una pareja de chicos gais. Además, no son los únicos concursantes LGTBI de la edición, pues entre las parejas heterosexuales también participa un chico trans.
El programa conducido por Raquel Sánchez Silva es el cóctel que resulta de mezclar La isla de las tentaciones con Confianza ciega, aquel dating show de Antena 3 de 2022 que solo tuvo una temporada pero que el paso de los años se ha convertido en historia de la televisión. Si del primero coge principalmente su estética, del segundo adapta la mecánica. En Falso amor, cinco parejas son separadas y obligadas a convivir en dos villas diferentes junto a solteros y solteras muy sexys que les intentarán seducir. Los concursantes no tendrán comunicación con sus novios y novias mientras dure el concurso, en cambio podrán ver vídeos de los momentos más embarazosos de sus parejas en la otra casa. Lo más atractivo del asunto es que algunas de esas imágenes son falsas porque han sido retocadas con deepfake, una avanzada tecnología capaz de difuminar la verdad de la mentira. La pareja que más se conozca y que, por ende, sea capaz de distinguir los vídeos reales de los alterados por la inteligencia artificial, será la que se lleve los cien mil euros en juego.
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Alejandro Calvo y Ramón Peñuela (aka Ramón Pit) son creadores de contenido en redes sociales. Son pareja desde hace cinco años, y aunque definen su relación como “idílica porque están 24 horas juntos”, han decidido ponerse a prueba en el reality y comprobar si se echan de menos y pueden vivir el uno sin el otro. De Alejandro podemos destacar que se define como “adicto a los buenos momentos”, y de Ramón que es modelo, influencer, tiene un gato que se llama Garfield y reside en Málaga. Y como a los dos les gusta mucho quitarse la ropa, hemos recopilado para ti sus fotos más sexys.
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Aunque no os vamos a hacer ningún spoiler de lo que pasa durante el programa, queremos presentaros también a los dos solteros gais que pondrán a prueba su fidelidad: Jesús Ardide, que comparte casa con Alejandro, y Dylan Rubio, que coincide con Ramón. Os tendréis que conformar con su álbum de fotos más caliente, porque si de los concursantes oficiales tenemos poca información, de estos tentadores sabemos aún menos. Y es que ese, precisamente, es uno de los grandes problemas por los que el reality de Netflix no acaba de enganchar; está editado de una forma tan enrevesada que nunca acabas de conocer a fondo quién es quién ni quién está por quién. Un caos que ni siquiera la inteligencia artificial es capaz de camuflar.
Como os avanzamos, ellos no son las únicas personas LGTBIQ+ dentro del concurso. Rubén Correia, de 29 años, concursa con su novia, Isabel Bermejo. Solo llevan ocho meses saliendo, pero quieren cerciorarse de que su relación es tan “mágica” como presumen; y es que él le pidió matrimonio a ella casi nada más conocerse. Rubén es un entrenador físico trans de Valencia, y su cuerpazo lo evidencia. Lo mejor de su paso por Falso amor es que en ningún caso se le da importancia a su identidad ni se generan contenidos o debates al respecto. Nos parece un buen enfoque porque ayuda a normalizar la transexualidad en un formato de este tipo, algo nada habitual. Eso sí, Rubén en sus redes sociales sí que se visibiliza y hace activismo trans.