Relatos gais (des)conectados: "Me llaman guarra"

67. ‘Relatos gais (des)conectados' son breves relatos homoeróticos de ficción escritos por el periodista Pablo Paiz.

Relatos gais (des)conectados: "Me llaman guarra"
28 julio, 2023
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Capítulo 67

“Me llaman guarra”

(Y)

“Menuda guarra es tu amigo”. Me hace gracia. Me hace gracia que lo diga un chico al que se la chupé hace apenas unas semanas, me hace gracia que use el femenino pensando que así suena más despectivo.

Me hace gracia que se lo diga a mi amigo, en voz baja, en una fiesta random después de haberme saludado como si nada. Me hace gracia que su reacción, después de llamarme así, haya sido escribirme al móvil sin que nadie se diera cuenta para ver si colaba y repetíamos esa mamada con la que hice que se corriera. Ja, ja.

 

No es la primera vez que, por vivir mi libertad sexual como me da la gana, me llaman así. No es la primera vez que me hacen sentir que si voy a una fiesta y acabo con más de un chico no me estoy respetando lo suficiente, que mi cuerpo no es un templo, que me voy a meter en líos.

No es la primera vez que una persona con la que he compartido un momento en el que los dos queríamos disfrutar sin prejuicios, siendo yo mismo y abriéndome con él, luego surge un adjetivo despectivo y decide que es algo gracioso, asumible, tolerable: la mamona, el putito, pasivazo, tragón… y pasa a ser lo único que me define. Una burla solo por haber disfrutado con libertad. Como si de repente tuvieras ese derecho por haberme follado. Porque tu eras el activo y yo el chico pasivo al que le gusta que le humillen mientras me das por culo, y seguro que piensas que me encanta que sigas haciéndolo aunque ya no estemos en la cama. Ni creo que vayamos a volver a estarlo nunca más.

¿Soy una guarra? Claro que sí. Me llaman guarra porque lo soy, y me gusta serlo. Me gusta ser el sumiso y que me dominen, me gusta que me agarren del cuello, que me hablen, me den ordenes y alardeen de lo bien que lo hago mientras me animan a conseguir mi premio. Me gusta que me pongan en la posición que a ellos les guste, que me aguanten la mirada. Acabar con moratones que no sé de dónde han salido. Me gusta que el dos no sea mi número, hacerlo con más de un chico en la misma noche, juntos o por separado, hasta que sienta que estoy saciado. Me gusta perder el control por placer, compartir y comerme una polla con otro. Me gusta que me hagan babear. Me gusta probar si puedo unirme a una pareja abierta, que otros se apunten después. Me gusta ir de fiesta a sitios en los que no soporto la música solo por ver chicos bailar, acabar en cocinas de desconocidos en la madrugada, perderme en habitaciones y destrozar sábanas. Me encantan las putivueltas y los amigos de mis amigos que vienen en tirantes a beber a casa. Me encanta hacerme fotos después de la ducha y enviarle al chico que toque la que más me guste para ver si me responde con otra. Me gusta seguirle el juego a hombres que no me atraen mucho solo porque hayan empezado ellos, o porque aseguran que la tienen enorme. Me encanta preguntar los morbos de los demás y aunque no sean los míos compartirlos por una noche; chuparte los pies, ponerme un tanga, tocarte los pezones, poner cachondo a otros. Me encanta que me pongan cachondo a mí, lo fácil que es conseguirlo, los trucos que usan algunos. Que se fijen en mí.

Que me llames así no debería de afectarme, porque no me conoces, aunque hoy esas palabras han removido algo dentro de mí. Será por que me he acordado de aquella chica de mi instituto, la primera de clase que chupó un rabo y a la que solo por eso la pusieron fina filipina. Cómo te entiendo ahora, hermana. Será por el tono con el que me lo ha contado mi colega, que es otra guarra pero… sé a lo que se refiere. Yo le he visto doblar y acabar en una ambulancia, pero él me ha visto con ese ansia incontrolable que a veces sí que me avergüenza en la mirada de los demás. Con él, con mi amigo, me he hecho esa pregunta que todos hemos pronunciado alguna vez: ¿por qué somos así? Y le echamos la culpa a Disney y otros dibujos animados que veíamos de pequeños hasta que aceptamos el discurso de La Zowi y nos decimos a nosotros mismos que sí, que somos y queremos ser putas y nos da igual cómo nos llamen. Y la pregunta debería ser… ¿por qué son los demás así? ¿Por qué tienen esa necesidad de ridiculizar al que una vez has hecho gemir? Por tus comentarios yo no me tengo que arrepentir de cómo soy, de lo que hago, de lo que disfruto, no más que cualquier otra persona. ¿Por qué iba a tener que hacerlo? Que no he tomado las mejores decisiones en la vida ya está claro pero, ¿quién lo hace? Trabajo suficiente, no molesto a nadie. Dejadme ser lo guarra que quiera el día que me toca.

Ilustración de Ismael Álvarez para 'Relatos gais' de Pablo Paiz

ILUSTRACIÓN: ISMAEL ÁLVAREZ

Me da igual cómo me llames, esas palabras te están definiendo más a ti que a mi. Definen tu edad mental, la forma en la que tratas a los demás, el poco respeto que le tienes al sexo después de correrte. Definen lo aburrido que estás en tu vida para tener que opinar de los demás. Los que me conocen me conocen, y sus chistes, bromas y comentarios sinceros solo me hacen ignorar los tuyos. Pero ojalá mi amigo hubiera tenido la boca cerrada delante de “X”, y él no hubiera tenido que escuchar cómo me has llamado, o enterarse de que te la chupé en la sauna cuando él ya se había ido a trabajar. Eso sí que me ha molestado. Habrá sido su mirada, su media sonrisa. No sé por qué me importa tanto que lo haya escuchado cuando el primero que sabe lo guarra que soy es él. Al primero que le gusta que lo sea es a él. Con el que estoy compartiendo serlo es con él, y con el que más guarra soy es con “X”. Espero que no le haya molestado, que no me juzgue él también o que ese comentario de mierda comience una pelea. Porque me gusta mucho el sexo libre, no tener barreras ni por palabras ni por miradas, pero ahora con el que más disfruto es con él. Y no quiero perder el poco tiempo que me queda con él en esta ciudad antes de irme.

A las guarras también nos puede gustar un chico, y querer que solo nos llame guarra él.

‘RELATOS GAIS (DES)CONECTADOS’
BREVES RELATOS homoeróticos de ficción ESCRITOS POR el periodista pablo paiz

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