La última película de Prime Video está siendo todo un éxito. Rojo, blanco y sangre azul es la comedia romántica del verano y una de las ficciones más comentadas en redes sociales. Su historia llena de encanto, la complicidad de sus personajes y el atractivo de sus protagonistas han hecho hecho que la cinta sea uno de los fenómenos del momento y de la que incluso se está llegando a hablar de una posible secuela.
Su director Matthew López, ha concedido una entrevista para Variety en la que habla largo y tendido sobre todo el proceso de producción de la película. Incluido sobre cómo se preparó y rodó la escena más íntima del hijo del presidente de Estados Unidos y el príncipe británico.
Matthew López está viviendo un momento de lo más dulce. Después de ganar el premio Tony por su obra The Inheritance, se lanza al mundo del cine con este primer largometraje tan aplaudido. El director reconoce sentirse feliz por el recibimiento que está teniendo la película, sobre todo, después de haber sido un joven de los 80 y 90 deseoso de representación queer en la ficción.
Ahora que vivimos en un mundo un poco más tolerante y surgen nuevas historias protagonizadas por personas LGTBIQ+, Matthew López dice sentirse con el compromiso para hacer las cosas bien para el colectivo. Por eso, la escena de sexo entre ambos protagonistas se cuidó al detalle, para que resultara totalmente verosímil. En el libro original, escrito por Casey McQuiston, hay multitud de escenas eróticas descritas con una prosa que dan poca rienda suelta a la imaginación.
Al contrario que en el libro, en el film solo tenemos una escena de esta índole, por eso López quiso transmitir en una sola secuencia todos los momentos subidos de tono que hay en el papel. «Casey evoca ese erotismo a través del uso de las palabras», dice el director. «Tenía que mantenerlo en movimiento. Por muy guapos que sean esos dos jóvenes, incluso el miembro más lascivo del público se cansaría de verlos haciendo el amor en pantalla todo el rato«.
«Necesitábamos asegurarnos de que no quedase ambiguo, que cualquiera que viera la escena supiera exactamente lo que estaba sucediendo», asegura. «Quisimos ser precisos con la posición del cuerpo, la respiración y el momento de la penetración». Para ello, Matthew López trabajó mano a mano con el coordinador de intimidad Robbie Taylor Hunt. Ambos analizaron todos los detalles posibles de una escena sexual entre dos hombres. «Hablamos también sobre si el príncipe se ducharía o no antes del momento. ¿Necesitamos decirle eso al público? ¿O simplemente asume que eso está pasando?».
El también dramaturgo cuenta que dedicaron mucho tiempo a determinar si el príncipe Henry tomaba o no la PrEP, el medicamento para prevenir la infección del VIH: «Robbie y yo decidimos juntos que el príncipe no tomaría PrEP porque sería demasiado peligroso para él pedir una receta médica», cuenta. «Así que el príncipe usa condones. Y aunque no pudimos responder a la pregunta sobre la PrEP, quisimos dejar claro que el príncipe tenía relaciones sexuales seguras y se toma en serio su salud sexual».
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De hecho, durante la película se pueden ver varios envoltorios de preservativos cerca de la cama de los protagonistas junto a una bote de lubricante. «Días antes del rodaje, Robbie y yo nos metimos juntos a la cama», cuenta el realizador entre risas. «Hay vídeos que podrían arruinar nuestras carreras. Dijimos ‘Está bien, vamos a tener sexo, ¿Qué vamos a hacer? Bien, esta almohada va aquí, el condón va a aterrizar aquí’. Exageramos todo en cuanto a la preparación de la escena, pero queríamos asegurarnos que al llegar al set no tuviéramos ninguna duda sobre ella».
López se siente orgulloso de haber mostrado a dos hombres teniendo sexo como lo hubiera hecho cualquier otra comedia romántica, quería provocar un debate y una conversación alrededor de por qué nunca se había visto este tipo de escenas en una gran película de estudio. No obstante, en ningún momento quiso pedirles nada a los actores con lo que ellos no se sintieran cómodos:
«Me aseguré de no hacerles perder el tiempo, de que no se sintieran explotados y de que estuvieran incluidos en cada decisión. Es la única manera responsable de hacerlo. Sabíamos que si no se sentían seguros nunca habríamos sacado esa escena«.