La madrugada del 18 de agosto de 1936, el poeta y dramaturgo andaluz, Federico García Lorca, fue fusilado por «socialista, masón y maricón» a manos de lo militares golpistas del régimen franquista, en su Granada natal.
Su cuerpo, aún en paradero desconocido, es uno de los ejemplos de las atrocidades que se cometieron en España durante la represión franquista. El asesinato de Lorca arrebató, por un lado, a la literatura española, la mente y sensibilidad de un auténtico genio; por otro, una de las mayores representaciones y referencias de la lucha LGTBIQ+ en España.
El 5 de junio de 1898, Lorca llegaba al mundo y comenzaba desde temprana edad a mostrar su interés por el arte. Estudió Filosofía y Letras, además de Derecho, en la Universidad de Granada. Tras esto, el escritor empezó a codearse con artistas como Manuel de Falla o Antonio Machado.
En 1918 publicó su primera obra, Impresiones y paisajes, y al año siguiente se trasladó a Madrid donde aumentó su círculo de amigos y compañeros intelectuales, lo que le sirvió de absoluta inspiración para sus siguientes obras como Libro de poemas (1921) y El maleficio de la mariposa (1920).
A finales de la década, tuvo lugar un momento en su vida literaria que marcó un antes y un después, el viaje que le llevaría a escribir una de sus obras más reconocidas: Poeta en Nueva York (publicada en 1940 después de su muerte).
Si bien es cierto que el dramaturgo no paró de viajar por el mundo y hacer de cada lugar una fuente de inspiración. Pero su inclinación por retratar la realidad social y cultural española no pasó desapercibida.
Obras como La casa de Bernarda Alba o Yerma se han convertido en clásicos del teatro español y en textos canónicos e indispensables dentro del ámbito académico. La esencia de la más cruda realidad española vive en ellas, al igual que vive el encanto del sur y el guiño a su Andalucía en el Romancero Gitano.
El fatídico 18 de agosto de 1936
El poeta ya se encontraba en el punto de mira del ejército franquista. Llevaba un mes alojado en casa de los padres de su amigo, el poeta Luis Rosales. Este le mantuvo oculto a pesar de ser simpatizante falangista. A causa de un chivatazo, Lorca fue detenido y recluido en la sede del Gobierno Civil.
La madrugada del 18 de agosto, en la carretera que separa las localidades granadinas de Víznar y Alfacar, fue fusilado por los oficiales golpistas a la edad de 38 años. Posteriormente su cuerpo fue depositado en una de las tantas fosas comunes que se encontraban abiertas en España.
En cuanto a su localización, las cuatro excavaciones que se han realizado hasta ahora para lograr darle sepultura han resultado sin éxito. En esta situación se encuentran muchos cuerpos de personalidades importantes para la historia de nuestro país, sin dejar a un lado a las personas anónimas.
Todavía son muchas las familias que esperan a que se identifiquen los cuerpos enterrados en fosas comunes para que sean sepultados de manera digna. Y es que el de Lorca es uno de los casos -y de los más importantes- de la falta de conciencia y memoria histórica que existe en nuestro país.