Hay momentos en la vida en los que tienes que frenar y pegar un volantazo hacia otro rumbo. Tal y como hace Lucía, el personaje de Malena Alterio en Que nadie duerma, que tras un duro revés decide convertirse en taxista. Un trabajo que la llevará a vivir situaciones excepcionales, envueltas en el particular universo onírico de Juan José Millás, autor de la novela homónima que ha adaptado Antonio Méndez Esparza, director de la película y a quien le gusta trabajar desde la improvisación.
Hablamos con la actriz para conocer cómo ha sido todo el trabajo detrás de esta película, por la que ya se la empieza a nombrar en las quinielas de la temporada de premios, y de cómo sigue viviendo el fenómeno de Aquí no hay quien viva veinte años después de su estreno.
SHANGAY ⇒ Últimamente te hemos visto haciendo películas muy corales, pero aquí llevas tú sola todo el peso de la historia…
MALENA ALTERIO ⇒ La verdad es que hacía tiempo que no me daban un protagonista, pero vamos, yo muy feliz con todo lo que me ha ido pasando estos años, y esta peli la encaro como si no fuera yo la prota… No siento esa responsabilidad, ni esa exigencia. Hemos trabajado tanto durante los ensayos y el rodaje que no he tenido tiempo de pensar en ello, ni de preocuparme.
SHANGAY ⇒ ¿Cómo ha sido el reto de improvisar?
MALENA ALTERIO ⇒ Muy complejo, la verdad. Nunca había hecho una película así, tampoco mis compañeros Aitana Sánchez-Gijón, José Luis Torrijo y demás. Fue difícil porque es lanzarse a una piscina que no sabes si está llena o vacía, pero estábamos en buenas manos y confiamos en el director. Improvisar supone equivocarte y meter mucho la pata, pero yo me abracé a esa idea y este proyecto. Me siento muy afortunada de haberlo hecho, porque ha quedado una película muy especial.
SHANGAY ⇒ También habéis tenido que compartir pantalla con actores no profesionales…
MALENA ALTERIO ⇒ Esa es una de las cosas que hacen que la película sea tan única. Era como estar dentro de la escena pero a la vez dirigiendo y ayudando a los otros compañeros que nunca se habían puesto delante de una cámara. Había que guiarlos hacia el lado que a nosotros nos interesaba que estuvieran, y eso también era chulo.
SHANGAY ⇒ Tu personaje decide dar un cambio radical a su vida… ¿Alguna vez se te ha pasado por la cabeza hacer algo así?
MALENA ALTERIO ⇒ No tan radicalmente, porque me ha ido muy bien en mi profesión y me ha traído cosas muy bonitas. Pero no descarto la posibilidad de, si en el futuro pierdo la ilusión o no tengo más ganas, dar un volantazo y dedicarme a otra cosa. A jardinera, por ejemplo. Me encantan las plantas y verlas crecer, miro los árboles como si fueran catedrales y me dan mucha compañía.
SHANGAY ⇒ Veinte años después, Aquí no hay quién viva sigue siendo un fenómeno… ¿Cómo lo sientes?
MALENA ALTERIO ⇒ Muy honrada y, lo diré hasta que me muera, lo vivo con mucha alegría. Es algo que forma parte de mí, como una pierna, y me siento orgullosa porque es una serie que sigue en la memoria de mucha gente y que aún hace feliz a un montón de personas en todo el mundo. Afortunadamente, he podido hacer otras cosas y trabajar mucho, y el público siempre me ha demostrado su cariño. Yo seguiré mi camino con nuevos proyectos.
En Que nadie duerma, Malena Alterio interpreta a Lucía, una programadora informática que pierde su trabajo de un día para otro y decide dar un cambio a su vida: convertirse en taxista. Al volante, recorre las calles de Madrid, donde espera con paciencia la ocasión para llevar a su vecino desaparecido, del que se ha enamorado.
Una película cargada de comedia negra, misterio y misticismo en la que Alterio brilla con luz propia junto a compañeros de renombre como Aitana Sánchez-Gijón, José Luis Torrijo y Rodrigo Poisón.
FOTOS: MIGUEL ÁNGEL FERNÁNDEZ
VDEO: PABLO CARRASCO DE JUANAS
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