Pablo Messiez regresará como actor al CDN con 'Misericordia'

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Su vida está íntimamente ligada al CDN entre finales de 2023 y principios de 2024. Pablo Messiez caba de estrenar en el Teatro Valle-Inclán, como autor y director, Los gestos, una función en la que ha huido de la narración lineal y ha apostado por asumir riesgos, los mismos que el espectador que vaya a ver este espectáculo. “Siempre evito repetir fórmula”, afirma.

Su intención era hacer una Medea, cuyo montaje ya tenía en la cabeza, pero Alfredo Sanzol le invitó a poner en escena una obra propia. “Tenía una en mente, en la que los gestos estuviesen desubicados, que llegasen antes o después de lo que una acción provoca, en base a intervenciones gestuales desconcertantes y basándome en la repetición”. Es la que se puede ver en la actualidad en el CDN. Curiosamente, a finales de enero se estrenará en ese mismo teatro Misericordia, original de Denise Despeyroux, y formará parte de la misma, esta vez como actor, junto a su autora y directora, Natalia Hernández, Cristóbal Suárez y Marta Velilla.

Foto: Miguel Ángel Fernández

Si en Los gestos –en donde están muy presentes Roma, Pasolini y Milán– ha querido evitar poner el foco en el texto (“aunque es mi primer texto original que dirijo para el CDN”), en Misericordia regresará a una función lineal en donde la palabra es fundamental. “Me gusta volver a actuar, para que cuando dirija recuerde lo difícil que es”, dice entre risas. No se subía a las tablas desde 2020, cuando participó en un montaje inmersivo de La lámpara maravillosa, de Valle-Inclán. Ahora se muestra encantado de que Denise Despeyroux le invitase a formar parte de su nuevo proyecto. “Es muy afectuosa e inteligente. Me interesan su mundo y su manera de trabajar”. Afirma que definirla le resulta difícil, pero logra hacerlo: “Es alguien con un mundo propio singular, y sus obras tienen esa potencia”.

«Si tengo mucho tiempo libre me pongo neurótico, prefiero darle mi todo al teatro»

En Misericordia, cercana a la autoficción, Pablo Messiez interpreta a un autor y director, “alguien muy cercano a mí”. Es una obra que habla de, entre otras cosas, la identidad, el exilio y el teatro. Más concretamente, la escena teatral madrileña. “Hasta el punto de que hablo de Pablo Messiez y me burlo de él… Es gracioso criticarse a uno mismo en una obra con tanto humor”.

La historia parte de un hecho real: durante el gobierno de Felipe González, se envió un avión repleto de niños exiliados en España a visitar a sus padres en Uruguay cuando estaba terminando la dictadura allí. Denise iba en ese avión, y “mi personaje también estuvo, pero su recuerdo de la experiencia era tan traumático que lo ha borrado. Quiere escribir una autoficción, y se le anima a hablar con Denise, que recuerda todo”. Explica Messiez que esta es solo una parte de la obra, “compleja en su construcción, con varias tramas que se cruzan”.

Denise Despeyroux, autora de 'Misericordia'

Denise Despeyroux, autora, directora y protagonista de Misericordia, que se estrena a finales de enero en el CDN

Trabajar en Misericordia junto a otros actores también le resulta estimulante. “Aunque siempre se trabaja en equipo, el director es el que tiene la última palabra. En este caso, la exposición es compartida, y me gusta”. Acostumbrado en sus proyectos a ocuparse de hasta el más mínimo detalle, esta obra la vivirá más relajado. Pero solo hasta cierto punto. “Me cuesta aprenderme el texto”, confiesa. “Para mí, cuando trabajo como actor, el teatro tiene dos infiernos: el de aprenderme el texto y el de tener que maquillarme”. De uno se librará en esta función, porque dice, aliviado, que no necesita maquillaje.

Ha llovido desde que Messiez estrenó su primer obra como autor en España, Muda, en la madrileña sala Pradillo, en 2010. Al echar la vista atrás no se puede sentir más agradecido. “Siento que he tenido mucha suerte desde que llegué a Madrid. Desde ese momento me encontré con gente muy abierta a mis propuestas, a la que, por suerte, se ha ido uniendo mucha más con los años”, cuenta. “Se ha ido generando una cadena de afecto que es un privilegio a la vez que un misterio, porque nunca se sabe por qué funciona una obra y otra no”.

Pablo Messiez, fotografiado para Shangay por Miguel Ángel Fernández

Foto: Miguel Ángel Fernández

Tras el rotundo éxito de su reciente La voluntad de creer –que regresará a Matadero en primavera–, se puede decir que, en este preciso momento, Pablo Messiez es uno de los niños mimados del CDN, al encadenar dos obras muy ditintas y con roles también diferentes. “Me da hasta pudor, porque es una situación rara”, dice, “pero está provocada por el azar de las fechas. Que el Valle-Inclán sea mi casa durante meses es maravilloso”.

No le estresa en absoluto, porque asegura que disfruta muchísimo trabajando. “Me confieso adicto al trabajo. En los momentos de intensidad extrema es cuando le encuentro sentido a la vida. Porque si tengo mucho tiempo libre me pongo neurótico, prefiero darle mi todo al teatro. Lo que más me importa en la vida es mi amor y las obras que hago, son lo que más cuido y más feliz me hace”.