La infancia más vulnerable

Temas: COGAM, LGTBIfobia, Orgullo, Trans

El PP de Ayuso ha impuesto, por mayoría absoluta, una serie de derogaciones en contra de la ley que defendía los derechos de muchas personas trans en la Comunidad de Madrid. No de todas. Recordemos que esta ley no recogía a las personas no binarias (que son las personas que no se sienten representadas del todo por la etiqueta de hombre o mujer) ni a las personas migrantes.

Estos menores sufren a diario, pero no por ser trans sino por la transfobia que soportan en sus centros educativos, sanitarios, en sus relaciones sociales… Que se les trate con su nombre y con sus pronombres, que se persiga a sus acosadores y que se forme a la población escolar en el respeto a la diversidad, es lo mínimo que podemos exigir de una ley pensada en un principio para apoyar a la comunidad LGTBIAQ+. Esta T, y en concreto las infancias trans, son la parte más vulnerable de nuestro colectivo por sus altos índices de acoso, problemas de salud mental y suicidios. ¿Vamos a permitir que se sigan recortando derechos humanos básicos? ¿Qué será lo siguiente?

Si nos tocan a une, nos tocan a todes. ¿A qué esperamos?

Orgulloso de mi hijo trans

(Por: Gustavo Molina García)

Tesorero de COGAM, pero sobre todo padre orgulloso de un chico trans y activista por los derechos del colectivo y de los servicios públicos.

@cogam📹Esta es la historia de Lucas Sánchez. Ha vivido en primera persona el #acosoescolar y la #LGTBIfobia que existe en las aulas tanto por parte del alumnado como de los profesores. Este miércoles es el #DíaInternacionaldelaEducación y desde #COGAM reivindicamos medidas educativas concretas para la formación en diversidad de alumnado y docentes.♬ sonido original – COGAM

Me llamo Gustavo y soy padre de un chico trans de 15 años, y hasta hace unos seis años, mis referentes de personas trans eran Bibiana Fernández y Cristina Ortiz “La Veneno”, es decir, personas adultas. Después del año 2019, cuando hicimos el tránsito social y familiar, mi campo de visión se abrió más y aprendí que esas personas adultas que eran mi referente también fueron niñas. Sin embargo, es un tema al que apenas se le ha dado visibilidad y ya sabemos que “de lo que no se habla, no existe”.

Afortunadamente, gracias a asociaciones como Familias Transformando de COGAM, Chrisallys, Euforia y, por supuesto, a toda la lucha que las personas adultas trans han llevado a cabo en los últimos años, las infancias trans son cada vez más visibles. Porque hay una cosa que es incuestionable, y es que, con el apoyo de la familia, al menos de las figuras de referencia, les chiques trans son felices y consiguen un empoderamiento pleno en su entorno seguro. Lo que deben enfrentar en la calle es ya otra historia.

También es necesario reconocer el apoyo legislativo. Sin unas leyes que ayuden, el camino sería mucho más arduo de lo que ya de por sí es. En concreto, mi hijo ha conseguido tener toda su documentación oficial con su nombre sentido y su género correspondiente gracias a la Ley 2/2016 de 29 de marzo de la Comunidad de Madrid, recientemente derogada por el gobierno autonómico, y a una sentencia del Tribunal Constitucional que declaraba inconstitucional un artículo de la Ley 3/2007 de 15 de marzo, donde no se permitía a los menores de edad el cambio de género en el Registro Civil.

Con la Ley Estatal 4/2023 de 28 de febrero para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI, se consiguen avances ya que no es necesario presentar informes médicos para solicitar el cambio de nombre y género. Lamentablemente, es una ley que se quedó coja porque dejó fuera a las personas no binarias, a las personas migrantes y a los menores de 12 años.