Por un feminismo de todas, para todas

En la encrucijada del feminismo contemporáneo se erige una premisa fundamental: la lucha por la igualdad de género no puede ni debe excluirnos a ninguna mujer.

Feminismo. 8M mujer
Feminismo. 8M mujer
7 marzo, 2024
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Esta premisa es el pilar sobre el cual nos construimos como feminismo interseccional, una corriente vital que reconoce la multiplicidad de experiencias y opresiones que enfrentamos las mujeres en función de nuestra raza, clase, orientación sexual, identidad de género y otras características interconectadas.

El término ‘interseccionalidad’, acuñado por la destacada académica Kimberlé Crenshaw en la década de 1980, encapsula la idea de que nuestras identidades sociales no se pueden separar en compartimentos estancos; en cambio, se entrelazan y afectan profundamente cómo experimentamos la opresión y la discriminación. Esto significa que nuestro feminismo no puede ser una talla única, sino que debe abrazar la diversidad de nuestras experiencias si realmente aspiramos a la igualdad genuina.

Es esencial reconocer que nosotras, las mujeres LTBIAQ+, mujeres racializadas, mujeres discas, mujeres neurodivergentes, mujeres gordas y otras mujeres pertenecientes a grupos marginados enfrentamos formas únicas y superpuestas de discriminación y violencia. Nuestro feminismo interseccional no solo reconoce estas realidades, sino que las sitúa en el centro de nuestra agenda. Nuestra lucha feminista, proclamamos con fuerza, debe ser transincluyente o no será.

En este sentido, es imperativo que nuestro liderazgo feminista refleje la diversidad y las múltiples voces de nosotras, las mujeres. Por tanto, no podemos tolerar que figuras como Isabel García Sanz, cuya visión del feminismo no incluye a todas las mujeres, estén al frente de instituciones dedicadas a promover la igualdad de género. Nos tendrán enfrente, clamando por un feminismo que nos represente a todas.

La igualdad no es un concepto estático; es una meta dinámica que exige una lucha constante y una adaptación continua. La igualdad no se nos concede, se nos exige y se pelea en todos los ámbitos, entre todas nosotras. La verdadera igualdad solo se logra cuando tenemos la libertad de decidir por nosotras mismas, sin esperar la aprobación o liderazgo del hombre. Es en este espíritu de autonomía y empoderamiento que encontramos la esencia del feminismo verdaderamente inclusivo y transformador.

Miramos hacia el futuro con una visión clara y audaz: un futuro feminista y diverso, donde todas nosotras seamos libres de vivir sin miedo, sin discriminación y sin limitaciones impuestas por normas patriarcales obsoletas. Este futuro no es una utopía inalcanzable, sino una meta hacia la cual avanzamos con determinación y solidaridad.

En última instancia, el llamado es claro: por un feminismo de todas, para todas. Un feminismo que reconozca y valore la multiplicidad de nuestras experiencias, un feminismo que abrace la diversidad como nuestra mayor fortaleza y un feminismo que nos lleve hacia la verdadera igualdad y la plena realización de nuestros derechos humanos fundamentales. Es hora de construir juntas este futuro, porque juntas somos imparables.

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