Dos lenguas de viaje vespertino
Me comí del pescado la «s»
dejando tan solo la raspa al nadar.
Y quitando a tu inglés el acento,
por completo me dejé llevar.
Tú sacaste a mi espalda la «l»
metiéndotela bien en tu vaina carnal.
Y fue allí que encontramos la «g» que faltaba,
a la vaina, y al punto ¿y final?
Succionando al despecho el prefijo
me entretuve en la «z» de un truncado peón.
Terminé liquidando una «t» a tu trastero,
pues la vista de atrás suele ser la mejor.
Nuestro viaje será vespertino
y yo seré el submarino que hará la inmersión.
Le pondremos de guinda una «n» a las leguas.
No serán veinte mil, sino solo dos.
Tú serás mi Maelstrom remolino.
Yo seré tu Aronnax profesor.
Y así fue que ambos dos con letras reescribimos
la misma novela que Verne firmó:
Dos lenguas de viaje vespertino por amor.
ILUSTRACIÓN: David Rivas
Poemas y relatos cortos escritos por el escritor y docente Juan Carlos Prieto Martínez
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